viernes, 11 de noviembre de 2016

No lo quería más oscuro

Escribo esto en primera persona: ayer murió el tipo ese que me habló durante tanto tiempo dándome consejos letales sobre cómo pasarla con estilo a lo ancho del pozo.
Cohen, ese hombre que nació viejo, esa cuchillada en el tiempo, es la banda de sonido de una resaca eterna, y sin borrachera.
Como una suerte de padre mayor, muy mayor de Tom Waits, Dios, el Indio, Jesús o Nick Cave, el viejo Cohen nos llevaba de paseo por la muerte y nos la señalaba y nos decía que no le terminemos de tener mucho miedo, ni que le tengamos demasiado respeto.
Que bailemos con ella, que sepamos que nos esperaba.
Que nos fumemos un pucho.

Y justo ahí al bordecito, Cohen, sin egoísmo, nos la mostró por última vez y se soltó y dejó caer.

No.
No lo quería más oscuro.
Y nadie te lo pidió, al menos de este lado del mundo.
Que sonrías como sólo vos lo hacés.

"Hineni. Hineni. 
Im ready, my lord".





"Only one of us was real. 
And that was me".





"When I turned my back 
on the Devil, 
turned my back 
on the angel too".






"I don´t need a pardon. 
No, no, no, 
no, no".






"Well that´s how broken 
i would be".






"It´s au revoir".






"Now it´s much too late, 
To turn the other cheek".





"Thought by tought".






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