martes, 11 de mayo de 2010

11-2
























Su cara no se hizo remera ni su cuerpo crucifijo.
Su vida se hizo historia, murga y pasión.
La iglesia no lo beatifica porque no hizo un milagro de luces y colores ni imponía manos ni salía sangre de sus gastadas muñecas.
Fue lo que tenía que ser: un mártir de su causa, una idea llevada a razón, y una razón partida en mil corazones.
Un hombre con valor y valores, uno que mordía la entraña de lo que fuera que tenga adelante.
Una persona con miedo pertinente y necesario, con la seguridad del paso bien dado, directo a un charco coagulado, destino de héroe, destino de hombre.

Hoy serpentea en los pasillos, se construyen estructuras precarias con el cemento del sueño y la mañana, quizás para alcanzarlo a él, cada día más alto, ignorando que siempre estuvo abajo, en el agua servida, pidiendo perdón por cambiar tantas vidas y tantos futuros.
Es la luz que acompaña al consejo dicho al oído del descastado, el escupido, el niño cristo de cada día al que se le ausenta el pan.
Es un eterno Vía Crúcis por los pasillos que lo albergarán para siempre.

1 comentarios:

Colo dijo...

Lo veo a Bergoglio y pienso en Michetti al microsegundo.

Qué lejos de Mugica esos.

Hank, en mi blog puse la respuesta que me mandó Facebook sobre el cierre de mi cuenta: soy una pornógrafa. Alguien quiere pensar en los niños?????!!!

Beso a vos y a todos los NDM!!!, entren al twitter de vez en cuando!

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