lunes, 31 de diciembre de 2012

2013


Así se vive.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Los crímenes impares



crimen s. m.
  Acción voluntaria de matar o herir de gravedad a una persona.
  Acción de gran maldad o irresponsabilidad que tiene consecuencias graves: es un crimen la caza indiscriminada de ballenas.
Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L.


De todos los crímenes que un hombre puede cometer, prefiero los crímenes impares. Los imperfectos, los que quedan en falsa escuadra. Los crímenes salados de penas miserables, de recuerdos borrados y de secretos bien guardados en cajas de seguridad que firman, seis, siete, doce tipos con cada ingreso y no obstante lo cual, todos guardamos ese secreto para siempre.
Son esos crímenes de muerte y herida, grave, a personas físicas, pero sin herirlas en el mundo de mentira, ese mundo de carne y tela, sino en el mundo perfecto, el mundo del silencio, la almohada con babas y el baño a puertas cerradas donde sólo pasa lo que uno conoce y si quiere que alguien más lo sepa, entonces ese crimen tiene cómplices y el crimen deja de ser impar y pasa a ser par, un engranaje más. Un alegrón para toda cuestión básica que se precie de tal.
Entonces las acciones de maldad e irresponsabilidad tienen consecuencias graves, sino gravísimas, en el entorno que rodea en un rincón a la verdad, al bien y a todo lo probo de la vida, en ese lugar estupendo en el que el hombre no es el lobo, sino el juez del hombre y entonces, magia, los crímenes impares se empatan en una perfección de dos torres, de dos ciudades y de trucos que funcionan a la perfección en cada una de ellas. Entonces se aplaude y los crímenes impares, injustos y buenos, son efectivos y todo está muy bien.
Recorren playas llenas de arena y océanos de plata, familias enteras en busca de que la natura devuelva lo que ancestros enviaron hacia la otra orilla, y se conforman con el salitre del agua, el sol que broncea a tono y la sed, el hambre y el murmullo de la noche que sin amenazar, se aproxima a cada ropaje hasta secarlo de sangre, sudor y saliva.

En los crímenes impares, la música suena desafinada (porque eso se pretende), los colores están apagados por el vaso del tiempo (estrictamente mensurado), la renguera es la condición de todo caminante que asuma que sus pies son la base de un bípedo (porque así se ha encomendado la misión), y el fracaso es la condición inspiradora para todo futuro que se precie de venir después del ahora (porque así está escrito), y entonces todo está correcto y si en lugar de todo esto, hubiera salido todo bien, entonces también, es lo que queríamos.

Uno, dos, tres, largamos.

Empieza la orquesta con una canción que ninguno de sus miembros conoce pero suena extrañamente agradable, y señores aplauden con dentaduras IMPECABLES.

Es un mundo mágico en el que nos ha tocado subsistir.

martes, 25 de diciembre de 2012

ESKANDALO









KUNG FU!













domingo, 23 de diciembre de 2012

Baladas y balazos

Hoy a la noche, en el patio al aire libre de la UB "Presidenta Cristina Fernández", de Vatayón, presento mi nuevo libro. 

Venite si querés.




Sabés qué quería él?
Que hoy te levantes y salgamos en la tele y que Clarín no pueda mentir.
Que hoy te sacudas la modorra y la pena y lo recuerdes con una sonrisa, con desparpajo, desprolijamente, a lo bestia.
Que hoy nos abracemos entre todos y cantemos el Himno y después sí, la Marcha Peronista.
Que hoy compremos unas birras, que recordemos anécdotas lindas, que disfrutemos el ser lo que somos.
Que nos miremos las caras todas infladas de tanto llorar como una chica que se queda tranquila un rato y enseguida se quiebra en mil pedazos de agua y que nos hagamos burla de lo feos y perfectos que nos vemos.
Que caminemos por nuestras calles como las caminaba él.
Que llevemos nuestros bombos, nuestras banderas.
Que nos fumemos uno en su honor, que brindemos porque el viaje estuvo bien bueno y que sigamos creyendo, creando y queriendo.
Que digamos todas las veces posibles que no lo podemos creer pero que lo creamos: este tipo tiene palabra.
Que nos unamos y seamos todos los que tratemos de hacer esa realidad efectiva.
Que bailemos más de ahora en adelante, que valoremos más cada sábado, cada reunión militante, cada mate tomado con un amigo, cada paso que se da por el barrio en total y absoluta libertad.
Que no confundamos los tantos y que sepamos que así como él se fue, craneó bastante para dejar a un montón de chicos recién nacidos con un paquete de leche en polvo a mano.
Que sigamos juzgando y engayolando a todo milico hijo de puta.
Porque se fue, ajá.
Pero ahora que se fue es cuando tenemos que defenderle la parada de él, su patria nueva, nos dejó el boliche a cargo.
La Jefa está tranquila, atenta, siempre tan bonita.
Pero no le fallemos nosotros.
Porque sabés, qué es lo que el quería?
Que cantemos, que soñemos y que tengamos fuerza.
Mostrémosle porqué era el Jefe.
Mostrémosle que lo sigue siendo.
Y llevemos flores y vasos y versos y besos y baladas y balazos.
La inmortalidad dura toda la vida.





jueves, 20 de diciembre de 2012

¿Por qué lo hacemos?




¿Por qué bancamos este proyecto?
¿Por qué decimos que damos la muerte por esto que supimos conseguir?
¿Por qué creemos en las buenas voluntades?
¿Por qué nos unimos y organizamos?

Quizás no hace falta que un miserable bloguero, un rufián ridículo de las letras torpes que defienden cosas en las que cree pero no a pies juntillas te diga por qué.
Seguramente no sea pertinente, tampoco, si es que la pertinencia en la política existe, y no reviste más que un affaire que tiene más que ver con cierta táctica mediática y una espera de un tiempo que no llega, y sin embargo, se lo espera, que yo te diga absolutamente nada de lo que vas a leer acá, si es que no te aburriste ya de leer. Escribo esta otra oración haciendo caso a cierta recomendación que me han dado en la que me dicen que escribo todo con puntos aparte y nunca puntos seguidos. Será que me gusta que cada cosa que digo tenga el peso de una relevancia que en verdad no tiene, porque, repito, no soy más que un pavo con un ordenador, que matemáticamente acomoda palabras en una hoja que no existe, con una tinta que puede ser borrada si un día acontece aquello del apagón informático, y tampoco quedará en ningún lugar físico, si es que el fin del mundo, al fin, viene.

Pero no va a venir.
No, el fin del mundo, no va a venir.
Por suerte.
Por la misma suerte en la que te llegó a vos que el fin del mundo venía y que entonces y por las dudas, nosotros fuimos y recuperamos a la Rural: un gesto fastuoso de nacionalismo popular y hermosa justicia histórica en el que no soy quién para decir que el timing de esto fue por lo menos discutible, ni tampoco haré demasiado hincapié en que mientras la militancia fotopolítica consignista celebraba este asunto, legisladores lloraban dentro de baños, por pura tristeza, porque se estaba escribiendo y poniendo la firma al avance de Macri sobre los terrenos del Borda para construir su Centro Cívico, aún haciendo hincapié verbal en que eso no sucedería, pero siendo claros y concretos en que no se firmaría absolutamente nada que indique que legalmente no se puede construir ahí dicho emprendimiento, dejando a la buena fe de un personaje siniestro y acomodaticio como Ritondo, la voluntad de finalmente hacer ahí o en otro lugar, a esta megaconstrucción y súper negocio para unos pocos.
Y eso sí, ha quedado escrito.
No obstante el fin del mundo, que no llegará.

Pero entonces empiezo a rascarme el cerebro con los dedos de la conciencia y me empiezo a hacer planteos sobre la justicia.
Y me pregunto si es justo que vaya preso un pibe que acaba de salir de la cárcel por tentativa de robo, siendo que esa tentativa la hizo empastillado hasta las orejas. Y me pregunto de dónde sacó las pastillas, si tomaba pastillas antes de entrar en cana, si la culpa es de las pastillas, de su madre, de su padre, de sus amigos, del farmacéutico, del tranza del barrio, de la policía de los políticos yu entonces me doy cuenta que es culpa de todos, con lo cual, es, sin dudas, culpa del Estado, puesto que el Estado somos todos.
Y ese Estado en el que todos somos todos, también somos los que votamos a Macri aunque no lo hayamos votado, porque CABA es la capital del país y somos democráticos, y nosotros pusimos a Rodriguez Saá porque esa provincia es del Estado y el Estado somos todos, y todos pusimos a Cristina, aunque a ella sí, yo la voté, dos veces, otra a Néstor y votaría a cualquier otra persona que encarne un proyecto nacional, popular y peronista, enarbolando las tres banderas del peronismo (soberanía política, independencia económica y justicia social) como lo hace ella y como lo sigue haciendo.
¿Por qué lo hago?
Porque siendo poder, somos los más débiles.
Porque aunque le pifien en ochenta mil cosas, hacen un montón de otras cosas que al ser construcciones largoplacistas, por ahí no tienen la llegada en el pueblo, ni en la gente, pero que a la larga, cuando toda la gente sea pueblo, ese pueblo habrá sido forjado en esas políticas.
Porque yo ví a madres de plazas de barrios, aplaudir en un llanto cuando Cristina en nuestra última Plaza del Pueblo nombraba a la Asignación Universal por Hijo y entonces no lloraban por Cristina, no lloraban por Perón, no lloraban por ellas, por el chori, por la coca, por el micro, ni por venir bancando este proyecto, unidos y afinados, sino que lo hacían por sus hijos, por los inocentes y sus tesoros, esas criaturas que como dice Carlos Solari, ninguno nace siendo malo.
A lo que yo, miserable bufón de la blogpolítica, le agregaría que tampoco, ninguno nace siendo triste.
Y es por eso, por los hijos, por los chicos, entonces, que yo, vengo bancando este proyecto, y te juro que en los malos momentos, siempre voy a estar.
Porque se hace por los pibes.
Se hace por los inocentes.
Se hace, todo esto que hacemos, todo esto en lo que creemos, mirando para abajo: pobres y niños, una mano desde arriba levantando al de abajo, tal y como el Escudo del Partido Justicialista es.
Todo lo demás, termina siendo calderilla de oportunistas, runfla, acomodaticias, funcionarios de turno, elementos en una estructura, periodistas que huelen la sangre o generan la sangre para fotografiarla, comentarla y vociferarla, muñecos de pasillos con sacos grandes de colores pastel y unos cuántos absolutos garcas que la hacen tan bien haciéndola mal, que ni el paquete de Lanata, ni la justicia espiona ni ninguno de nosotros se da cuenta y lo seguiremos levantando en andas como si se tratara de un cumpleaños de quince.

Es el peronismo, estúpido.
Es el pueblo.
Son los niños.

Y son todos y todas los que pensaron este país, que se enojaron con el poder de verdad, que se murieron, que mataron, que desaparecieron, que escribieron con sangre LOMJE, que comprendieron que la libertad no tiene precio y que detrás del concepto de libertad no puede no existir protagónicamente un tipo de justicia que excede los conceptos de penitencia, panópticos y jaulas, sino un tipo de justicia más cercana a la poética, en la que el que hace las cosas bien, o no tiene oportunidad ni de elegir hacerlas bien, o pudiéndolas hacerlas mal las hace bien, es valorado, y no premiado, porque la justicia es justa y no tiene las manos más largas de lo que corresponde, son todos esos, todas esas, las que se murieron para que hoy no hagas macanas, no te confundas, y pienses estratégicamente, que sepas hablar, que sepas cazar, que sepas abrir la puerta para ir a luchar.
Son ellos los que te van a juzgar, no en el cielo, no en el infierno, no en tus sueños ni en tu conciencia, porque los malos son malos tan malos que no les importa serlo y lo disfrutan mucho más que nosotros siendo buenos.

Por los inocentes, es que lo hacemos.
Y el día que vos, inocente, de arriba o abajo, dejes de ser inocente, o me de cuenta, y nos demos cuenta, vas a ser culpable.

Te quiero mucho.



sábado, 15 de diciembre de 2012

Tengo un billete de mil: SÁBADO




lunes, 10 de diciembre de 2012

¿Cómo te voy a olvidar?



¿Qué vamos a decir de la jornada de ayer?
¿Que fuimos muchos?
¿Que fue democrática y plural?
¿Que éramos más que nunca?
¿Que la plaza es de Perón?
¿Que no hubo problemas ni agresiones?
¿Que no hubo consignas de anti?
¿Que el amor vence al odio?

Bueno, sí.
Un poco de todo eso.
Y un poco más.
Suelo decir que opino lo que quiero porque es mi blog, pero también te quiero contar que siento lo que siento porque es mi país.
Entonces este posteo seguramente sera una cosa desordenada, enquilombada, pero puta madre, quiero decirlo así.

Yo estuve ahí.
Yo estoy acá hace un tiempo, y vos estás también ahí desde hace mucho más tiempo, o menos, pero de un lado claro en la vida, un lugar, un espacio, que abarca, que se cierra, que te nutre.
El kirchnerismo puede cerrarse para varias cosas, y esas cosas pueden ser para defenderse, o para cerrarse alrededor tuyo y darte un abrazo gigante.
El kirchnerismo es así: memorioso, táctico, y pensante.
Suele suceder que leemos a mucho goma dando vuelta, que insiste con aquello de que no hay plan, de que no hay estrategia, que no hay, bueh, que no hay ni democracia, dicen los tipitos y las tipitas que nada tienen que ver con la gente buena.
Los invitaría a leer "Después del derrumbe" de Néstor Kirchner y Torcuato Di Tella.
Los invito también a ustedes. Ahí van a ver que nosotros, el kirchnerismo, estamos siguiendo un plan claro, prístino y saludable para conformar una patria histórica que sí, lo lamento queridos opositores, pero recién está comenzando.
Esto es para veinte años, mínimo.

Porque, atenti, nosotros somos la gente buena.
El kirchnerismo es la gente buena, es donde estamos los mejores, los más lindos, los buenos.
Esto, es irrefutable.
Podés decirme que esto es un acto de ego gigante, de ceguera, que me dan un plan, que aquello y que lo otro, pero caramba: a todos los que se quejan por varias cuestiones, nunca los vi (nunca los vamos a ver porque nunca los vimos), protestando por algo que no sea por ellos mismos.
Protestan.
Se enojan.
Se cruzan de brazos.
Hacen paro.
Huelga.
Se quedan quietos.
No son el pragma, la movilidad, la velocidad y los reflejos.
Ellos se quedan quietos, te insultan, te odian, nos odian, nos quieren afuera, nos quieren presos, muertos, desaparecidos.
Ellos son los que no proponen más que generalidades bajo la bandera negra de la muerte, la exclusión y la desigualdad.
A ellos, les jode ver a los negritos y las negritas, nenitos y nenitas más lindos que la vida, bañándose en la fuente.
A ellos, les jode ver a las madres aplaudir fuerte cuando en un acto se nombra a la asignación universal por hijo.
A ellos este proyecto, les duele.
Porque el peronismo, está en el kirchnerismo.




Es una pena, debería sanarlos, y no dolerles.
Pero a ellos les duele tener que dar. Ellos no dan, quieren que les den, siempre a ellos, todo a ellos.
La quieren toda, ¿Sabés? TODA.
No te quieren dar una.
No te quieren dar justicia a vos, la quieren toda para ellos.
No te quieren dar comida a vos, la quieren toda para ellas.
No te quieren dar plata, la quieren gastar ellos y ellas.
Y te corren. Te quieren acorralar con palabras pavas: te dirán, vas a ver, que la fiesta del 9D las pagamos todos. Y la verdad es que las cosas que hacen estos tipos, los malos, los que piden todo, ellos y los otros, es siempre robar, y siempre quedársela toda, y cuando eso pasa, sabés quién paga. Lo sabés muy bien.
Lo pagamos todos.
Estos tipos pueden enojarse y decirte que la fiesta de Plaza de Mayo sale plata, pero jamás te van a asumir cuánto puede salir, en términos de guita, esos términos que ellos adoran, que se salgan con la suya.
Que puedan dejar de pagar impuestos.
Que puedan sacar toda la guita del país para mandarla "afuera".
Que puedan negarse a cumplir la ley.
Porque, atención, más acá de las cuestiones de recursos y truquitos legales, la ley es la ley.

Pongamos un ejemplo:
Entro a un bar, me prendo un cigarrillo.
Viene el mozo, me dice que no se puede fumar.
Le pregunto por qué.
El mozo me dice que está prohibido.
Le doy una calada al pucho y le pregunto qué número de ley es.
El mozo, más nervioso, me dice que no lo recuerda, pero que no lo comprometa.
Sonrío, niego, le doy otra calada al pucho, le pregunto si me va a echar a trompadas.
El mozo me dice que no, mide menos que yo, está más nervioso, pero me dice que no se puede fumar que por favor apague el cigarrillo o me retire.
Niego, atiendo el celular. Hablo un minuto. Llego a darle dos caladas.
El mozo me pide que me vaya.
Entra al bar un hombre, lo llamo con un gesto, lo presento como mi abogado.
El mozo nervioso, habla con el abogado, quien le tira mil números de leyes, amparos, cautelares.
El mozo no sabe qué hacer. Le doy otra calada al cigarrillo.
El abogado me hace preguntas técnicas que no sé contestar, la mayoría.
El abogado invoca a la ley y le habla al mozo de la libertad, y le dice que no siga molestando porque va a terminar yendo él, en cana.
Yo sonrío por lo bajo, mando un mensaje de texto, fumo otra calada a mi cigarrillo que ya ni tiene gusto a nada pero lo sigo fumando.
El mozo está a punto de quebrarse en llanto.
El abogado también se prende un cigarrillo. Le pregunta al mozo por el encargado.
El encargado no está, comenta el mozo, que no sabe qué hacer.
Yo termino mi cigarrillo.
Lo tiro al suelo y lo aplasto.
El abogado le tira el humo en la cara al mozo y le dice que más vale no se vuelva a repetir.
Yo y el abogado nos vamos.
El mozo queda sólo y desnudo, ahí, simplemente por haber buscado hacer cumplir la ley.
Todas las interpretaciones que dimos, tanto yo como el mozo, eran legales, eran tiempo, y sin embargo, me terminé de fumar el pucho, cosa que era ilegal.

Sin embargo nadie nunca hará una marcha, un acto, una pelea legal, moral, 2.0 o real, por ese mozo.
Todos la harán por la libertad de ese hombre que caramba, ya se fumó el cigarrillo.
Eso, no era la libertad.

Porque así, en muchos casos, se maneja la gente (no, el pueblo sabe, la gente).
Se mira su ombligo, te saca ventaja, y trata de embocarte.

Nosotros no.
Nostros somos buenos.
Nosotros somos la belleza.
Nosotros laburamos por un país mejor, aunque estemos acomodados, o aunque no tengamos laburo, aunque tengamos plata, y por si no la tenemos, si estamos bien, para que todos esten bien y si estamos mal, para que todos dejemos de estar mal.
Esto, mis amigos y amigas, no deja de ser otra cosa más que el peronismo.
Y el kirchnerismo, además, tiene la cuestión de la primera persona.
El kirchnerismo es accesible.

Por eso, tiempo gracias, y ¿Cómo te voy a olvidar?
Me diste lo mejor de la vida.

Porque el kirchnerismo abre los brazos para que entres y cuando estás adentro, los cierra alrededor tuyo, te protege, te cuida y te abraza con los ojos bien cerrados, sin mirarte a los ojos, bailando al ritmo del latido de un corazón que bombea a lo loco, con fuerza, ese ritmo que te puede dar la vida y nada más que la vida.
El corazón de un toro.
El corazón de un pingüino.
El mismo corazón que los periodistas dicen que un 27 de Octubre dejó de funcionar.
Mentirosos.

jueves, 6 de diciembre de 2012

No vale la suerte

Voy a escribir sobre el 7D, el escenario tangible y comprensible, o al menos, el que puedo tocar y comprender yo.

Podemos ponernos a hablar como si todos fuéramos abogados, que per saltum, que avocamiento, que la ley, que la sentencia, que las cámaras y los jueces.
Pero todo eso, lo sabemos pero nos hacemos los boludos, no son más que textos copiados de diarios o ideas de otras personas que escriben por ahí y que nosotros confiamos.
Por qué confiamos?
Porque somos leales.

Y por qué somos leales?
Porque creemos.

La runfla acomodaticia no hace más que valerse de la suerte.
Esperar para atacar.
Morderse en el "yo lo dije", para decir que lo sabía.
Ese gesto pitoniso, no tiene más asidero en la realidad que la palmada en la espalda de un vecino de Facebook.
Y cuatro o cinco "me gusta".

Varios de nosotros podemos decir que ya lo dijimos, que sabíamos, que no sabíamos, que no lo dijimos, que nos tatuamos el 7D o que nunca pensamos en él, que nos reímos de Sabatella y de la lucha, que defendimos a Sabatella y la lucha, y que nunca pensamos en Sabatella porque la lucha era nuestra o que siempre lo vimos a esto como una lucha de Sabatella y no nuestra.
Está en cada quién saber qué hace, qué hizo, qué hará.
Pero no vale la suerte.
No vale ver de qué lado cae la taba para cantar el Nunca Menos, porque la política es apuesta en firme, jugarse y morirse.
Acá se canta todo el tiempo, y no se afloja ni con una balacera de lava, querido.

La militancia, entonces, es justamente salir, tirar, nunca esconderse, correr como locos contra el viento y la tormenta con la seguridad de que no es más que una tormenta, y entonces, claro, poder decir con orgullo que luchaste por algo en lo que vos creías.

La política que hacemos los peronistas, los kirchneristas, es una política de lo bueno y lo proactivo.
El pragma, ante todo.
Nosotros no especulamos.
Nosotros no decimos qué habría que hacer, sino que hasta donde nos da el cuero, viejo y vieja, vamos y hacemos.

Nosotros nos jugamos con los ojos cerrados.
Y te aseguro que así, las victorias se sienten tan plenas como las derrotas: no hay nada más romántico, que disfrutar el dolor de una derrota, probarlo, acostumbrarse, saber que hay desempate siempre y la final, qué linda es la final, con qué huevos se juega, con qué dientes se muerde, y cuánto odiamos a la suerte.
Fundamentalmente, nosotros no vamos por el no, sino que vamos por el sí.
Tratamos de construir y no de destruir.
Eso, nos diferencia del liberal, que quiere que el resto haga y ellos cobren, o del trosko, que quiere que nadie haga nada y esperan que la revolución baje del suelo, y nos difiere del de derecha, que no sólo no quiere que nadie haga nada, sino que si alguien hace algo, enseguida va y dice que no lo haga más, le corta las alas y trata, por todos los Medios, de meterle tres balazos en el paladar para que nadie lo haga nunca más y entonces el resto se aterre y jamás se anime a volver a hacerlo.
Como si nos hubieran vencido.

Porque acá no se vale la suerte, no tiene precio, nadie la quiere comprar.
La suerte es el culo y desde el culo sabemos bien qué es lo que sale.
La suerte es para los cobardes, para los sanitos, para los tristes.
La suerte es para los que piden que las cosas pasen, y no para los que hacen los que esas cosas pasen.
Acá tengo que volver, mi estimado o estimada, sobre algo que alguna vez dije, sobre la necesariedad de militar y sobre lo que dijo alguna vez Mariana Baranchuk, una compañera con la que solemos estar de acuerdo en privado y no tan de acuerdo en público, que es el consignismo.

En ese consignismo, muchos gritamos cosas a diestra y siniestra y no tenemos real carnadura del asidero que esa consigna pueda tener en la realidad, en lo tangible, en el pragma.
Basta un vistazo a cualquier diario, para poder comprender los actores y el escenario.
Caramba, parece un teatro.
Pero no lo es.
Es el arte de lo real, si es que esto es posible, si es que fuera arte, y es lo hecho sobre lo que se podría hacer.
No quiero caer en filosofía cara, filosa y falsa, no. No me da.
Quiero decir: si uno estuviera militando, cada comentarista de facebook, cada comentarista de colectivo, cada luchador contra la Liga de las Sombras de los Taxistas, estaría, sin lugar a dudas, mucho mejor formado para poder dar la batalla diaria contra cada argumento, ganemos o perdamos, y siempre y cuando, estemos de acuerdo con esa idea o ideal que conforma la lucha.
Puesto que en un escenario presuntamente adverso como el de hoy, podemos ir y preguntarle a nuestros compañeros, a los leales, a los referentes, al puntero del barrio, a nuestro funcionario amigo, al periodista que la ve, cómo sigue, qué le parece, qué hacemos, cómo seguimos y cómo hacemos y luego, con todo ese menjunje de errores y aciertos, siempre amparados en la lealtad y la confianza compañera, sacar nuestra conclusión.
Esto, es meterse.
Hasta el cuello y el cajón, nada de medias tintas, sin nadie que nos vomite.

Las cartas ya están echadas, y no son las cartas de poker, ni las de truco, son las cartas documento, son los documentos que se elevan en instancias que nosotros dificilmente podamos comprender, pero con maestría de leguleyo, defenderemos como si supiéramos de qué hablamos.

La política se juega también en la justicia, y la justicia puede ser y es en muchos casos, el hacedor concreto o el arbitro de esas políticas.
Ya hicimos nuestra movida. Ahora la hicieron ellos. Mañana la hacemos nosotros de vuelta.
Pasado otra vez ellos.
Y así.

No vale la suerte.
No vale la magia.
Sólo valen los hechos, y fundamentalmente, esta hermosa, sana y deliciosa democracia en la que es posible incluso, que un grupo de medios enorme banque a un juez.

Ni quiero pensar, si un enorme grupo de medios, puede bancar a un juez, y sus viajes y misterios, doblando el brazo de lo que dicta la justicia y la ley votada por amplia mayoría, hasta dónde puede llegar con algunos casos menores, comparados con esto y según su vista, que incluya forenses, científicos, peritos, médicos y abogados, todos tan corruptibles como para decir que acá no hay ADN compatible.
¿No?

Por otro lado, con una democracia tan sana, tan real y en la que los poderes son tan independientes, no nos queda más que festejar.
Celebrar.
Abrirle los brazos al tiempo y darle un abrazo, agarrarlo, y esperar. Contarle cuáles son nuestras convicciones y cual fue el sueño que nos propusieron hace un tiempo: reconstruir nuestra propia identidad como pueblo y como nación, y volver a tener una Argentina para todos y para todas.
El mismo tipo que nos propuso eso, nos dijo que no pasarán a la historia aquellos que especulen, sino los que más se la jueguen.

Y mientras tanto, hagamos explotar esa Plaza de Mayo este domingo, con nuestras consignas kirchneristas, nuestras remeras partidarias, dejando en claro qué somos y de qué lado del kiosco de diario estamos.
Esa Plaza de Mayo por la que tantos insistieron durante cada marcha de la oposición durante todo el año.

El 7D está acá y es la celebración máxima de la democracia, con todos sus aciertos y errores.
Nos vemos ahí.






martes, 4 de diciembre de 2012

Vagos en todos lados


Así no se puede vivir.
Ni circular, claro.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Somos buenos! Somos buenos! Laraila laraila!


La buena fe.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Inquietante




Inquietante.

Y aquí abajo, desde la unidad básica de Brooklyn, el compañero revolucionario Nicolás Sarudiansky nos envía esta fotografía casi real.
Porque en los Estados Unidos y Organizados de Norteamérica, también hay señores y señoras con capacidades políticas y gráficas no diferentes, que defienden al modelo nacional y popular, habiéndose ido en los lejanos noventas.