lunes, 19 de septiembre de 2016

de chanchos elefantes y unicornios muertos en otoño


Nos entregan partidas vencidas de noticias mordidas, masticadas, con el calor del vómito enorme de una fauce que se come a la patria de un bocado seco y silencioso, luego eructa, bufa y se echa a dormir. Nos permiten mirar hasta un poquito menos de donde lleguen nuestras miradas, nos abrazamos y cantamos y cantamos y cantamos y buscamos reírnos mientras los chanchos elefantes corren a buscar su comida, para sí y para su cría, y nadie nos cuenta de que encontraron muertos a más de cien mil unicornios sólo en otoño.
Nos enredamos en palabras mágicas y todos tenemos la verdad absoluta, mientras detrás del mar de nuestro entorno, se esconden chiquitos y malditos, todos los infortunios de un país arrepentido.
Esa es su manera de matar.


Que Bonadío nos quema las cunitas, pero bueno hubiera sido que ya no hubiera qué quemar.
Que sigue habiendo gente vintage, blanco y negro, marrón y de colores primarios, que sigue pidiendo autocrítica y no se mira ni al espejo de una vidriera cuando se compran sus ricas camperitas de cuerito de verdad, de vaca vaca, nada eco nada.
Que el presidente se saca una foto con Bono, la sube y nos reímos, y todo ese sector que odia a la política, que detesta a los funcionarios, que aborrece a los partidos políticos, lo felicita al presidente porque el presidente no es político, funcionario ni de ningún partido político. Y por una jodida vez, tienen razón.
Y todos sabemos exactamente por qué perdimos y es culpa de alguien más, pero cuando ganamos, era gracias a nosotros y nosotras.
Esa es su manera de cansar.


Un buen periodista y un buen funcionario arriesgan el número exacto de niños que van a morir en los próximos meses, y a muchos que nos toca sostener a los deudos de esas muertes con las manos, el corazón y la espalda nos preguntamos cuánto habrá de terror y cuánto habrá de miedo, y entonces lo único que nos queda es sabernos responsables: maniqueos para hablar de las crónicas de la vida y de la muerte de los demás, sobran, del mismo modo que sobran muertos por cuantiosos motivos que terminarán haciendo que nos envenenemos mordiéndonos nuestras colas.
A la vuelta de la esquina, te espera un chiste, ninguna isla y la Estrella Polar que guiará a los Reyes Magos para fin de año, como cada año, en tu planeta.
Esa es su manera de agotar.


Esmeraldas, rubíes y aves fénixes, unión, trabajadores y marchas.
Despachos, charlas y aperturas.
Gordos por todos lados, sean chicos o chicas.
Clausuras, enormidades y pequeñeces.
Alianzas, la ALIANZA y el FMI.
Que se viene el paro, que se para el venir.
Que Davos queda en cualquier otro lugar del planeta pero acá nos gusta sentirnos de otro país.
Que nos las sabemos todas y antes nos las supimos pero no nos escucharon, que ahora que nos escuchan las sabemos todas y cuando todo no salga exactamente como quiere cada una de las personas de este país pavote, otros dirán que no fueron escuchados.
Que te dejo afuera, que me muero adentro.
Hay relojes que se quedaron sin pilas hace años, y no fue por el temita de la importación.
Esa es su manera de babear.


Roscas para acomodar melones.
Huevos en todas las canastas.
Por las dudas digo tal cosa.
Por las dudas me junto con tal.
Por las dudas no digo tal cosa.
Por las dudas no me junto con tal.
Hago la denuncia para denunciar que nadie denuncia.
Denuncio que me denuncian para que sigan las denuncias.
Qué pasión la Fórmula 1, ¿Verdad?
Esa es su manera de golpear.


Que Lanata tiene hiperapego con el kirchnerismo y lo sabe su audiencia: ellos también padecen esa patología con todos nosotros.
Que todos los que trabajan con Lanata son "los que trabajan con Lanata", ahora y siempre, y no van a dejar de serlo nunca y por eso es un programa que tiene menos seriedad que el Show del Estafador que conduce Santiaguito por canal 2.
Que empezamos a preguntarnos si en verdad ese Club Social y Exclusivo de tipitos que te inyectan ideología son tan efectivos o es culpa o responsabilidad de la permeabilidad de los tipitos inyectados que juegan a que es sexo forzado pero tienen una palabrita clave para que el juego no llegue a mayores.
Que el Gran Negocio del Gran Diario es tener al sicariato de sus presentadores de noticias desde la mañana hasta la mañana, toda la vida, bombardeando piedritas contra un vidrio, el vidrio que te separa de ellos, para al otro día vender un par de diarios y seguir vendiendo tanda mientras Tío Rico McPato navega mares de monedas de oro y el sicariato, inocentes como palomitas, te mezclan qué se puso fulanita en Hollywood y cómo vistió a su perrito aquel actor argentino, para después presentarte un móvil exclusivo desde las sombras del Valle de la Muerte a orillas del Río de Sangre.
Al que iremos solitos pero obligatoriamente. A chapotear.
Esa es su manera de apagar.


Que andamos brutos, ciegos, sordos y mudos sin entender que toda vez que ellos son los conserjes del Estado, las reglas las ponen ellos y que o gritamos o lloramos, pero lo que no podemos hacer es quedarnos quietos o seguir jugando a la interpretación de las runas antiguas mientras nos quedamos en estado de Congelamiento Permanente detrás de nuestros puños cerrados, y un puño cerrado no sirve ni para escribir ni para acariciar: hay gente que se está muriendo, muriendo de verdad, con velorio y todos los chiches, y debería resultarnos irresponsable que alumbremos una salida electoral a tiempo con el fuego de esos cuerpos. Porque hay gente que se está muriendo triste, y quizás no por la tristeza, pero se está muriendo creyendo que todo lo hecho fue en vano, que todo lo logrado se rompió y que mientras tanto, no queda más que morder el mordillo y pedir que nos cambien los pañales.
Mientras tanto el mundo real que nos incluye sigue estando ahí, así como sigue estando el mundo real que excluye a tanta tanta tanta gente a lo largo y a lo ancho del mundo, pero el mundo no me importa, me importa mi Nación.
Esa es su manera de confundir.


Que la luz de los iluminados jamás nos falte: son ustedes, luces del saber, aquellos y aquellas que nos indicarán por dónde hay que seguir, desde programas de televisión, columnas en páginas web, y sus redes sociales donde han de volcar sus ideas políticas que nos hacen preguntarnos sin buscarlo, más de una vez si habremos hecho bien en elegir que cuando eramos pequeños, ese primer beso se lo demos a esa persona.
Que la enorme bonhomía de esos y esas que ahora se refieren a la militancia como la gilada fanática sectaria nos sepa perdonar para volvernos mejores, y ser también una luz navideña en una noche buena que debe ser noche nueva.
Que el sentido estricto del conocimiento no permita confundirnos: internet es DIOS.
Que el perpetuo saber de los que "nos lo dijeron" nos contagie para decirlo hoy y luego iterar como burros famélicos en celo lo BUENO, lo CORRECTO y El Secreto del Éxito.
Esa es su manera de explicar.


Que las audiencias públicas tienen menos rating que el programa de Maxi Montenegro.
Que se le presta menos atención a las alocuciones de diputados y senadores que a lo que pueda opinar Miguel Bein.
Que las declaraciones de interés legislativo tienen más humo que el humo que atraviesa la Doctora Hot para entrar al bailando.
Que Massa tiene la credibilidad de cualquier concejero escolar de Tres de Febrero y sin embargo da bien en cámara, porque es como un galán infiel de enlatado mexicano que compramos, consumimos y hacemos éxito.
Que perdemos el humor porque nos rompemos.
Que perdemos el amor porque los odiamos.
Que perdemos el odio porque nos pusimos tan tristes.
Que perdemos la sensibilidad porque nos dio un calambre en la patria y cuando ella viene, viene el hormigueo porque la sangre fluye otra vez.
Que somos un experimento de Lisa Simpson y estamos haciendo la revolución adentro de una pecera con nuestras propias reglas.
Que Milagro Sala sigue presa.
Esa es su manera de vivir.

Quizás no haya sido del todo claro.
Y pido disculpas por eso.

Muchas gracias por su atención, la próxima lo haremos mejor.
Como siempre.

J.

3 comentarios:

Ar Fran dijo...

Son muy tristes tus palabras, muy ciertas también

Anónimo dijo...

genial!

claudia dijo...

Un texto complejo y hermoso. O quizás no sea un texto sino una larga y única oración para recitar en catacumbas. Se agradece la caricia a lo "Thysson"... porque nadie está exento de una dosis de banalidad personal (por mi parte, estoy acomodando la mandíbula por aquello que me cuadra). Mi aprecio por esas letras fuertes (nunca pidas disculpas por ellas). Claudia.

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