Por un instante, imaginate a Néstor Abuelo.
Llegando al hospital.
Los medios alrededor de él, bajando del auto, larguísimo Néstor como era,
mucho más chico que un gigante como es ahora.
Imaginatelo haciendo alguna declaración sonriendo.
Eternamente despeinado.
En camisa a cuadraditos, rosa y blanca, detrás de Cristina que llega con anteojos enormes y entra más rápido al hospital.
Néstor vuelve, le dice algo a los periodistas.
Hace un chiste, una nestoreada, algo de "Otro Neshtor, je".
Guiña el ojo, entra al hospital.
Néstor vuelve siempre, siempre, siempre.
SIEMPRE.
SIEMPRE.