LOS TORMENTOS.

Los tormentos que has cometido, los gritos que has generado, la muerte que has brindado es mucho más grande que la cárcel más chota del mundo.

Pero es un tiro para el lado de la justicia y la justicia pasó de ser poética a real.

La saliva que has ayudado a chorrear de bocas dormidas de tanto morderse, la sangre que invitaste con tu tremenda, bruta, monstruosa hijaputez, es mucho más grande que la violación bestial que te merecerías si el mundo fuera aún más justo.

Los ojos que abriste son peores que los que cerraste y la muerte como siempre, es lo de menos.

Pero vos, tu cara, tu olor, tu pelo, tu mirada sin fondo, es un espectáculo.

Nunca menos, ojo.

Nunca menos.

Siempre más para vos, porque te juro que te veo y me imagino cuánto tiempo puede vivir una persona antes de que se muera y pienso que vos lo habías pensado mucho antes, y me da bronca, enorme bronca.

La alegría no es acá algo ni meramente posible, pero al menos podemos quedarnos en silencio, recordando y sabiendo que así es el mundo, que así es la justicia y que si bien no es todo lo que nos gustaría, es algo muy parecido.

Ha pasado mucho, muchísimo tiempo. Demasiado, y esto también tiene culpables, el perdón tiene autores y la VENGANZA también tiene autores.

Pero ahora podemos mirarnos al espejo.

Y vos no.

Vamos a brindar en Navidad.

Aunque a vos no hay tormento posible que te quepa, mal hombre.

ADDENDUM:

Viste que no era bajar un cuadrito y nada más?

Eso fue poesía, viejo, esto fue poesía.

Esos viejos hijos de puta, a nadie le dan pena.

Gracias, destino, por hacerlos crecer con salud.

Gracias Néstor.

Gracias.