CELEBRANTES

Cuerpos fundidos en mil aromas, chocandose los vasos por ahí, haciendo el pasito del culito y de la manito y de la mirada desde lejos.

Todos saltando y vagueando, perdiendo la tarde de mañana ganando la noche de hoy.

Todos ahí con la risa a media asta, rebuscados, pensándose héroes, dueños del camino, siendo el camino e inventando el asfalto con saliva y grito peronista.

Todos así, tan desnudos con la ropa que tenían, la que les queda mejor, con el pelo más o menos así y asá y rompiendo lo virtual en la lava de lo posta.

Viendo que el pibe era más gordo que en las fotos, que la piba no tenía semejantes tetas y que si la mirás con demasiadas ganas, es más o menos parecida a la actriz esa de la telenovela que ya no dan.

Festejantes, celebrantes, perros perdidos y electores de nuevas vidas: las vidas que están mejores, las vidas en las que en todas las fotos salimos bien, las vidas en las que tenemos nuevos nombres, que siempre somos astutos, siempre somos geniales, siempre decimos cosas y si no nos gusta al rato, lo borramos y todo el mundo lo olvidó.

Desamargueros, borrachos de la sed saciada, auténticos y maravillosos exitosos instantáneos: estrellas de rock con mucho rock pero sin tocar un instrumento, fabulosos jóvenes de más de cincuenta y ancianos sabios de veinte, bajo las mismas cuatro paredes, compartiendo el mismo vino, siendo tan Negro De Mierda como Uno De Nosotros.

Animales sin lazo, animales no domesticados, animales libres, animales de varias hileras de dientes, carnívoros, rabiosos, con el hambre del corazón en la cara, saltando de palo en palo desde una orilla a la otra, sabiendo que no se van a caer y que en caso de que eso pase, todo estará salvaguardado por el eliminar, borrar o apagar.

Realistas de la autoridad de lo que uno quiere ser y no de lo que le tocó, vamos cantándole al mediodía una canción en voz baja, para que nadie sienta molestada su siesta y en esa parsimonia, podamos, finalmente, creer que no nos han vencido y que no hemos dado ni un paso atrás.