domingo, 3 de abril de 2011

HACER EL AMOR.

















Hacer el amor puede ser, entre otras cosas, hacer las cosas con amor.

Puede ser levantarse para pensar una pavadita que después se convierte en algo un cachito más grande y entonces le sacaste una sonrisita a una persona.

Puede ser, también, fijarte que el mate no esté demasiado caliente ni se lave la yerba.


Hacer el amor puede ser dar un abrazo a ojos cerrados y desordenando el pelo, y puede ser si se quiere ir hasta la esquina a buscar una bayaspirina para la persona a la que le duele la cabeza.

También, si no se piensa demasiado, hacer el amor puede ser laburar en equipo, no pisarse y potenciarse permanentemente.

Hacer el amor puede ser, en el peor de los casos, estar atrás de algo cuando ese algo necesita puntual y precisamente que uno esté atrás.

Quizás el amor podría ser bailar, gritar, saltar, soltarse y atarse el pelo, ponerse o sacarse la camisa y disfrutar como si cada momento fuera tu cumpleaños.

Hacer el amor es estar limpios, estar orgullosos y estar seguros de que las cosas no son ni buenas ni malas sino que son cosas, asumir la realidad que te rodea y hacer todo apretando el corazón, escurriéndolo para que chorrée sangre y que esa sangre caiga a la tierra y permita florecer mil corazones.


Hacer el amor, tiene mucho de dolor.

Hacer el amor es cojer, también, del mismo modo que hacer el amor es fumarse un pucho con un amigo en la puerta de la casa mientras te cuenta lo pelotuda que está su suegra o el fatto que tiene en la oficina y que te lo cuenta en voz bajita para que la mujer, que también tiene otros fattos y que también lo comenta con sus amigas, no escuche.


Porque hacer el amor es la obscenidad de los sentidos, el streap tease de las almas y la purga de los misterios que se ven a la luz del día.

Hacer el amor es revolcarse en la tierra y en los trajes y en la miel llena de moscas.

Hacer el amor es matarse y dar la vida y no dar nada y esconderse.

Hacer el amor es ponerse desodorante, una camisa más o menos linda y unos aros grandotes.


Hacer el amor es morir, porque hacer el amor es vivir.

Tendremos que cerrar más los ojos para ver mejor, dormir menos para soñar más y quedarse callado para que el grito se escuche desde el cielo.

Porque el amor se hace, todos los días.

3 comentarios:

Artemisa Clark dijo...

que lindo lo que escribiste!!
Besooos!!!

Anónimo dijo...

Lo felicito Soriano!Flavia.

laflorademadrugada dijo...

ta bueno...

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