jueves, 30 de junio de 2011





Mi viejo era un enorme contador de historias.
Era un tipo que en la misma oración podía decirte que se había salvado de Vietnam, que había saludado a Perón y que había peleado contra tres tipos y les había ganado.
Mi viejo era el Gran Pez, sin lugar a dudas.
Era un tipo extraño, algo iracundo, una máquina verdadera de poner sobrenombres.
A una señora le decía Ozzy Osbourne, a otra Pichón de Pacá, a otra, bueh, tantas cosas.
Mi viejo era un chico, un nene, un hincha huevos, un quilombero.
Mi viejo creo, era medio parecido a mí. O al revés, pero ahora no importa.

Mi viejo era un personaje de un cuento raro, divertido siempre, que se iba contando a medida que pasaban los días.
Creo que en vida, como en todas las vidas, hemos sido bastante injustos con nuestros tiempos, con nuestros rencorcitos, con nuestras deudas, con nuestras propias vidas.
Eramos dos perros medio mal llevados, a los dos nos habían cagado.
Él era hijo único, y padre de cuatro. Era un personaje que no iba al médico, sino que se iba a dar unas vueltas por ahí y volvía y te decía qué le había dicho el doctor, el tratamiento que tenía que seguir, definía su cura, su enfermedad y su vida. También su muerte, claro.

Mi viejo era mi viejo, lo cual no es poca cosa, y no era tu viejo, lo cual a mi la verdad, me pone bastante contento.
Era, claro, el padre de mis hermanos.

Mi viejo me regaló mi bicicleta.
Mi viejo me dió la idea, sin querer, de que fumar quedaba bien.
Mi viejo me enseñó el rock, con sus guitarras, con su manera de cantar siempre a los gritos, de tocar muy fuerte una guitarra.
De tocar Creedence, cuando los padres de todos mis amigos recordaban haber escuchado los Beatles de jóvenes, y no los Beatles faloperos, sino los de She Loves You.
Yeah, yeah, yeah.
Mi viejo era flaco, medio cabezón, y tenía en la frente una herida rara, chiquita, como un bultito, que se había pegado en una navidad que se le había explotado un puto sifón Drago.
Mi viejo, puta madre, mi viejo.

Con sus camisas, su pelo cortado cortísimo, sus historias de la colimba, de cuando laburaba con coches de carrera.
Ese tipo tan parecido a mi, que no se animaba a decirme que me extrañaba entonces me llamaba para comentarme algo de la tele y los dos jugabamos a los machos.
Era un pacto, raro, estúpido, pero necesario entre dos hombres.
Mi viejo era el que se reía en los velorios a lo lejos y te tiraba el chiste desubicado que en el momento te ofendía y a los días te dabas cuenta que era un bestia, y te reías y se convertía en anécdota.

Mi viejo estaba loco, era de Huracán.
Decía siempre que era el Hombre de Hierro y a la vez te decía, cuando se ponía la campera verde que él sabía que era un espanto, todo pelado y flaco con la cabeza como una lamparita, te decía, que él era el Hombre Tortuga.
Se fumaba un pucho en la esquina a escondidas, y a escondidas urdía planes locos que nunca llevaba a cabo pero te los contaba de punta a punta.

Mi viejo iba a votar a Cristina, le había salido la jubilación y estaba contento porque a fin de año, cuando iban a estar todos los papeles en regla, se iba a poder hacer los dientes, operarse de la hernia que él mismo se acomodaba con la mano, esa hernia que tenía hacía casi diez años, ya.
Te llamaba y te contaba noticias sobre política que veía en la tele y se reía de la oposición.
Te escaneaba volantes de las caras de los candidatos del Conurbano y te las mandaba por mail.
No sabía escanear, te mandaba la foto que pesaba dos mil millones de megas y te llamaba al toque para ver si la habías visto, para reírse de la cara, del nombre, del todo.
Mi viejo era un tipo que cuando Menem asumió, el mismo día, te decía que ese tipo iba a chocar al país y usaba una comparación supersimple y efectiva: si vendes la heladera para comer, no tenés donde poner la comida, y si vendés la tele, no tenés que hacer, y cuando vendas la silla, no vas a tener donde sentarte y cuando no te quede más nada, el que va a estar en venta sos vos.
Eso decía.
Yo no le daba bola: habían parado la hiperinflación y los muñequitos de Superman y Batman salían siempre lo mismo.

Mi viejo era uno de esos que decía, de la clase política, que "ellos" tenían que llevarse porciones de la torta, pero NO dejarnos las migas. Tenían que dejarnos porciones, grandes, enormes. Que "ellos" podían comer, y quizás más, pero no TODA.

Qué personaje.
Qué tipo que se nos fue.
Claro que me hubiera gustado que me conozca a un hijo, pero se dio el enorme placer de tener a mi sobrina, y de decirle a ella que él era BACU. Y la nena le decía BACU y la puta madre, ahora vamos a inventarle a la nena algo muy lindo, algo que él hubiera inventado.

Mi viejo, el abuelo, a la beba le decía PUKITA, porque decía que de bebe, chinita, parecia PUCCA, ese dibujito chino.
Andá a saber dónde lo vió.
Pero se lo decía.
Y verlo abrazandola, sonriéndole, inventandole canciones o haciéndole un mundo con un títere de dedo, sin títere, sólo con dedo, era una maravilla que pienso repetir.

Mi viejo nos hacía que junto a mi hermano mayor, le escribamos la carta a Los Reyes Magos y la teníamos que mandar a la Estrella de Andrómeda, porque los Reyes, eran extraterrestres.
Juro por lo más sagrado que tengo, que ni sé lo que es, que YO VI AL PLATO VOLADOR DE LOS REYES MAGOS ATERRIZAR EN EL FONDO DE MI CASA.
LO JURO.

Mi viejo era mi viejo.
Y permitame, querido lector, tratar de contarle acá estas cosas.
Creo que no está buena la necesaria sensación del chau, y saber que no voy a volver a salir a fumarme un pucho a escondidas con él a la puerta.
A hablar de Néstor, a hablar de minas, a hablar de boludeces familiares, a escuchar las mismas anécdotas siempre cambiadas.
Creo que no está nada bueno saber que no vamos a volver a no decirnos que nos queríamos con la vida, y creo que no está muy bueno que digamos saber, que no va a volver a darme esos consejos simples que me daba cuando me hacía el boludo y lo llamaba o me llamaba y hablabamos de cualquier cosa y dejabamos caer en el medio de una charla un problema que había o tenía uno de los dos y nos dabamos la mano y un abrazo sin darnos nada.

Creo que la muerte hace estas cosas de generar recuerdos todos lindos, recuerdos dolorosos desde la nostalgia de saber que ya no queda nada malo, que el filtro final, el juicio del tiempo, nos coloca en el mejor lugar posible.

Voy a brindar por mi viejo, y voy a brindar jodidamente mucho.
Voy a brindar por su pelada, digna pelada, de pelado hombre, nada de mariconadas.
Voy a brindar por su escopeta que el mismo recortó con una sierra después de ver Terminator 2, esa escopeta que nunca disparó.
Voy a brindar por mi viejo y su fanatismo por los cuchillos y por el inexplicable "Libro Sobre Cuchillos" que le regalé que SEGURO nunca leyó.
Voy a brindar por esos fines de semana que iba hasta el depósito de fiambres donde laburaba, en 1992 más o menos, y le pedía 10 pesos para salir de gira. Y me los daba.
Voy a brindar por sus camisas a cuadraditos metidas adentro del pantalón.
Voy a brindar, claro que voy a brindar.

Porque fue un viaje de puta madre, un viaje de puta padre.
Un viaje que de alguna manera hicimos juntos.
Un nado de un Gran Pez que se pierde en el todo de ese océano que es la fantasía.
Un vuelo eterno, una hojita en blanco, un futuro, un salú grande como una casa, su casa, la casa que el diseñó para ahorrar espacio y sumar un piso.
Una recorrida eterna por los rincones más lindos de la memoria.

Porque ahora que me acuerdo, sí, una vez me dijo que me quería con lágrimas en los ojos.
Y yo, ahora que me acuerdo, sí, lo miré y le di un abrazo.
Y enseguida nos separamos medio con vergüenza.

Salú.

Nos vemos un día por ahí, en Andromeda o donde sea que se te ocurra.


La puta que te parió, pelotudo.







Boludo, el viernes ibas a venir al local de NDM.

Y tu facebook quedó abierto para siempre, já!




21 comentarios:

Dru dijo...

Un abrazo fuerte, "Juanchi".

Moebius dijo...

No te conozco, pero me emocionaste, estas cosas siempre emocionan, y ya no importa si te conozco o no, te mando un abrazo grande

Anónimo dijo...

Siempre ando por la blogosfera peruca pero nunca comento, pero esta vez te saludo llorando aunque no te conozca. un abrazo

galez dijo...

hijo e tigre...
me partiste en dos hijo de mil putas
gracias

Pía dijo...

uh...También te tocó un Gran Pez...mirá vos...abrazo, Janko...el jueves pasado se cumplieron 8 años de que el mío se fue de gira...ya también lo mandé, en su momento, a la puta que lo parió...Beso

Pía dijo...

Encima, los pelotudos se piantan jóvenes...

Anónimo dijo...

Mi viejo... también mi viejo... Se fue hace casi 6 años. Lo extraño mucho. Me hiciste recordarlo, recién, aún más. Porque él también fue un personaje inolvidable no solo para mi sino también para amigos, conocidos, vecinos y quién sabe quién más. Mi viejo también fue un pelotudo por irse. Muchas gracias por subir esto. Te mando un fuerte abrazo

Lic. Ramiro García: dijo...

Seis lágrimas me sacaste, si era más largo capaz me sacabas ocho. Para mí, no son fáciles las relaciones con los padres, más aún cuando uno es un difícil. Increíble la última historia que te contó, ésa que iba a ir al chiquero. Jé. Abrazo grande nene.

mamá de Fede dijo...

No se muy bien que ponerte, estoy....estoy, porque yo una vez también tuve un Gran Pez que me enseño a moverme en la superficie y en aguas profundas, por eso me animo a enviarte un abrazo virtual fuerte, fuerte, muy fuerte para que sea más fácil este "cambio de presencia" por el que empezas a transitar y brindemos: chin- chin por todos los grandes peces.

Marcela Fumale dijo...

Qué pedazo de hdp que sos!!! No voy a decir lo que pienso y me pasó, es una mariconada, y no te conozco tanto; pero se que te joden. Y sobre todo en momentos así. Mejor el silencio y salú, Soriano.

Felipe dijo...

Che Hank, ké linda relación con tu viejo! yo ke todas las noches por si hay un dios le pido ke se lleve a los 2 míos así agarro algo pa darle a mis chicos...
Sí soy un monstruo hijo de puta y?...

laflorademadrugada dijo...

=(

chabón...
un abrazo grande...
flora.

Alejandro Arauz dijo...

Estoy llorando,no te conozco,y pensando que ojala mi hijo ,el dia que me toque irme,pueda expresar su amor como lo hiciste vos con tu viejo..un a brazo emocionado...

Silvia Ca dijo...

Abrazo, querido! de corazón.

El Observa dijo...

Gracias Turro de mierda, me hiciste recordar al mío, de una generación mayor, pero podía ser hoy un gran twitero porque con 140 letras te podía decir un montón de cosas. Gracias cumpa

yerbanohay dijo...

a nosotras tambien se nos fue un gran pez, tan parecido al tuyo...me hiciste acordar, lagrimear..te cuento del nuestro. era ateo, pero mi mama y mis primas le trajeron un curita de sandalias para tranquilizarse, ellas. Mi papa estaba en la cocina con el cura y el cura hablaba, mi papa lo escuchaba atento (pobre, con tanto dolor, tenia cancer da pancreas)y a veces decia si, a veces no. El cura satisfecho se fue al rato. Yo me acerque a mi papá y le pregunte que tal lo del cura, me dijo al oido, no le escuché un carajo, yo decía dos veces sí, una no y parece que todo estaba bien. Mi papa no solo era ateo, sino, estaba medio sordo!..un abrazo, Juanchi, ojalá nuestros papás se conozcan en el cielo..el mío va a estar medio cargoso..era de boca!

guillermo dijo...

uf. gracias.

Anónimo dijo...

Puta madre! Qué raro es encontrar que alguien escribió tu vida! Mi viejo se murió hace un año... y era como el tuyo y yo era como vos... parecida a él, orgullosa de que fuera mi viejo... Y el tiempo pasa y el dolor se asienta en el corazón y ya creo que es para no irse nunca más.

La Pipi dijo...

cómo sos, nene... cómo sos... demasiado grande para un maldito coment.

Anónimo dijo...

y el fitito y la faina que te enseño a preparar y te sale tan bien y te dejo un monton de cosas lindas y te seguira dejando en cada recorrido de tu vida un aprendizaje porque en este largo camino te toparas con cosas y el estara ahi.
un buen tipo.
te quiero nene arriba!

Musgrave dijo...

y lo hiciste una vez más hdp. abrazo grande

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