domingo, 2 de marzo de 2014

el kirchnerismo es para siempre




Una plaza colmada, brillante, sonriente y expectante.
Un pueblo militante esperando a la Jefa, queriendo volverla a oír, medir cómo estaba.
Un discurso de casi tres horas: pueden decir en una lectura de principiantes en la política (por más que estén hace veinte años robando en los mil balcones de la política) que no dijo la palabra "inflación", pero cuando habla de los Precios Cuidados y que se va a crear un ente pare regularlo, está hablando exactamente de eso, puro y duro.

Néstor, estaba en todos lados.
Estaba en las remeras.
Estaba en las banderas.
Estaba en nosotros.
Estaba en las palabras y está, como siempre en los hechos.

¿Va la Presidenta (y todos y todas, nosotros y nosotras) ahora a reprimir a las marchas y a las protestas?
En absoluto.
¿Dijo la Presidenta que no se puede protestar?
En absoluto. De hecho, aclaró que todas las protestas son justas.
¿Hay que regular que no se corte todo, sabiendo que es una de las maneras de hacer un golpe suave como el de Venezuela?
Por supuesto.
Entonces, clarito como el agua: protestar, sí.
Joderle la vida a otros laburantes, no.
Voy a usar ahora una autocita, cosa deplorable de hacer si las hay, sobre un texto que escribí la semana pasada:


Te despertás un día tranquilo.
No estás llegando tarde a tu trabajo, entonces prendés la tele, te ponés a hacer un mate.
Te estirás, con la cara lavada y la frescura de la menta en los dientes recién cepillados.

Mirás las noticias del día, mientras te terminás de vestir y te fijás que quizás no tengas del todo bien el pelo y sonreís cuando te lo acomodás con un poco de agua. El clima está estupendo.

Empezás, despacito, a sentir la presión y el cansancio a crédito del final del día, de ese día, y muchas ganas de ver a tu jefe no tenés pero bueh, ahí vamos.

Agarrás las llaves, tus cosas, y abrís la puerta de tu casa para salir.

Y frente a vos, ahí, dos hombres y una mujer, todos cruzados de brazos, no te dejan salir.

- ¿Disculpen? ¿Qué pasa acá?- les decís.

- Usted no puede salir ni puede ir a trabajar. Usted se queda adentro.- te contestan, muy firmes.

Vos no entendés qué sucede, un poco te asustás y sonreís.

- Usted no sonría. Esto no es un chiste.- te dicen un poco más nerviosos.

- Pero, escuchen, ¿Es un secuestro esto? ¿Pasó algo en la cuadra? - les decís sin entender si te despertaste o es un sueño.

- No. No es un secuestro. Y sí, pasó algo. A mi me echaron del trabajo, a mi compañero aquí detrás mío, le metieron preso al hijo. Y a esta otra compañera no le quieren dar un aumento.- te contesta el hombre muy seguro de si mismo, mientras su compañero y su compañera, detrás de él, asienten, confiados y seguros.

- Entiendo lo que me dice, señor, pero yo tengo que ir a trabajar. Soy un empleado. No soy gerente, dueño, policía, ni juez.- les decís, mirando de reojo a tu celular para ver la hora.

La mujer le toca el hombro al hombre que no te deja salir y le señala que miraste el celular.

- ¿Qué se cree que está haciendo con ese celular? ¿Acaso quiere llamar a la policía? -te retruca amenazante.

Te ponés nervioso, medio asustado y medio enojado.
- ¿Eh? No... bah, no sé... ¿Tendría que llamar a la policía? - les contestás.

- Si llamás a la policía, sos un dictador. Si vienen y me sacan de la puerta de tu casa, es represión. Si me resisto y le peleo al policía y me esposan y me detienen una noche, esto es el nazismo. Si saco un fierro de mi pantalón y golpeo al policía que venga y detrás viene otro policía y me pega un balazo de goma en la pierna o el cuerpo, ese hombre que dispare será Hitler. Ahora, dicho esto, ¿Usted qué cree? ¿Tiene que llamar a la policía?

- No, señor.-les contestás.- Volveré a entrar, luego veré si usted está o no ya en la puerta de mi casa, y cuando usted lo decida, podré seguir con mi vida.

- Así me gusta. Así nos gusta.-te dice el hombre y asiente, sonriendo triunfal.

- Disculpe unas preguntas más. ¿Su trabajo es en mi casa? ¿El Ministerio de trabajo es mi casa? ¿Soy el Presidente?- les consultás con cierta inocencia.

- No señor. Pero el Estado sí, somos todos. Usted también. ¿De acuerdo?- te dice intimidante.

En silencio, volvés a entrar a tu casa, prendés la tele y llamás al trabajo para avisar que hubo un problemita con las cañerías, esperando que no te descuenten el día.


¿Dijo la Presidenta que está mal que los docentes hagan paro o reclamen lo que les corresponde?
En absoluto.
¿Dijo la Presidenta que los docentes tienen que ir a trabajar? Sí.
¿Sigue existiendo el problema de tres personas ocupando un mismo cargo? Por supuesto.
¿Hay que cambiar "Salud por enfermedad", como me comentaba ayer un delegado de un gremio importante? No creo. Creo, sí, que hay que generar un recurso genuino de control efectivo para que no aparezcan tipos y tipas que faltan porque sí, colándose en las ranuras de la legalidad.
Pero si estás enfermo, estás enfermo y por eso difícilmente te puedan descontar dinero.
Pero si no estás enfermo y decís que estás enfermo... ¿Por qué habrías de cobrar ese día?
Suena simple, no lo es, y su aplicación reviste muchísimas complejidades.
Esperaremos y confiaremos.

¿Dijo la Presidenta que no apoya a Maduro ni a Venezuela? No.
Dijo que no venía a apoyar a Maduro ni a Venezuela, en el discurso, sino a la Democracia.
Eso mismo, amigos y amigas, es lo que dice el propio Nicolás Maduro y es lo que dejó Chávez para todo el pueblo y el mundo: la democracia, las revocatorias y 18 elecciones ganadas sobre 19.
Para el Pueblo lo que es del Pueblo.
¿Argentina, en los hechos, apoya irrestrictamente a Maduro y a Venezuela?
Que no te quepa la menor duda de que así es.
Y que no te quepa la menor duda que a nadie, ni a mí ni a la Presidenta ni a vos, le da lo mismo que sea de derecha o izquierda. Ni a Macri ni a Massa, le da lo mismo, por opuestos motivos.

¿Hubiera yo, personalmente, preferido que Cristina diga que apoya a Nicolás Maduro y al Gobierno Revolucionario, en el discurso?
¡Por supuesto!


¿Eramos pocos o fuimos menos que otras veces?
En absoluto. Eramos el doble de los que fuimos el año pasado a la misma fecha y el patio de la patria fue una fiesta hermosa sin problemas, con muchos abrazos, muchas sonrisas y todos prendidos con el fuego del kirchnerismo.

¿Estuvo Néstor Kirchner?
Sí. ¿Acaso se fue alguna vez?

El kirchnerismo es para siempre.
Esto recién empieza.
Y todo, pero todo, se hace con las manos y no con la palabra y nada más.
Se hace hablando y luego haciendo.
Porque mejor que decir, es hacer.
Y porque el Kirchnerismo Salvaje, es eso: decir haciendo.
Y en primera persona.
Porque la calle es nuestra, y no en un acto, sino todos los días.

Nunca nos fuimos. Pero volvimos.

Gracias, Néstor.
Gracias, Cristina.
Gracias, Evita.
Gracias, Perón.
Gracias, Chávez.

Viviremos y venceremos.

Y, ah, me olvidaba: ¿Vieron qué hermosa y saludable está la Jefa?
Habló tres horas, no esquivó nada, tuvo humor, firmeza, y todo lo que conocemos de ella, más un discurso y saludo afuera.

A todos los que la mataron, le dijeron vegetal, la renunciaron, la enfermaron, y todas las bajezas que suelen hacer, quiero decirles algo:
Sabemos que este proyecto, a ustedes les duele.
Sabemos que a todos y todas, les molesta que la Presidenta sea como es y esté cada día mejor (y más linda).
Sabemos que son ustedes los malos.
Sabemos que ustedes no construyen.
Sabemos que nosotros somos la Jefa y la Jefa somos nosotros.
Sabemos que ustedes son GORILAS.

Y sabemos que ustedes, nunca van a ser Gobierno ni a hacer nada constructivo: si se quieren quejar, chillar y patalear, hagan ustedes algo por, para y con el pueblo, y luego tiren la patada.
Mientras tanto, como dijo Maradona: lara, lara, lara.

Los quiero mucho.

4 comentarios:

Tilo, 72 años dijo...

En nuestro querido país, por encima y por debajo de consignas, dominaciones, alianzas, gestas heroicas, sacrificios e hipocresías, lo que domina y predomina es la falta de respeto, de consideración, del concepto "la patria es el otro", del sentido de "sociedad".
Somos un conglomerado de grupos heterogéneos que, a pesar de estar todos-conectados-por-nuestras-actividades y por las consecuencias y resultados de las mismas, nos hemos acostumbrados al corporativismo ciego que nos convierte poco menos que en células cancerosas que atacan al organismo al cual pertenecen pero del cual no nos sentimos parte, salvo en campeonatos mundiales de algún deporte.
Y lo más grave es que quienes originalmente han dado ese horroroso ejemplo son las clases más pudientes, más encumbradas desde el punto de vista económico. Y el resto, con honrosas excepciones, los hemos imitado.
Los gauchócratas, los dueños de la tierra, han creido TODA LA VIDA que el país está en función de sus intereses. Siempre estuvieron en la vereda de enfrente a la del cualquier gobierno con algún atisbo de "popular".
Los ex "capitanes de la industria" ordeñaron al estado cada vez que pudieron y a muchos ni siquiera les interesó reequiparse y modernizarse teniendo en la mira un futuro mejor para el país sino simplemente de qué manera incrementar sus ganancias en forma lícita ó a como diera lugar, eludiendo controles ó burlando leyes.
Muchos representantes gremiales, especialmente los que están atornillados a sus cómodos sillones desde hace varias décadas en esas agrupaciones en las que sólo se votan listas únicas, que no resistirían ni podrían justificar un análisis pormenorizado de la evolución de sus patrimonios desde su humilde origen sindical.
Los que no tienen capacidad logística para "pararte el país" pero que se las han arreglado para entorpecer las vidas de gran parte de la población de mil maneras.
Cuando hubo estado presente para equilibrar un poco las cosas, jamás faltaron los que se le fueron al humo con consignas descalificadoras, golpes con armas, con el dios mercado y con su prensa vocera. Siempre en nombre de la democracia, por supuesto.
Cuando transcurre un lapso atípico para nuestra chueca y raquítica democracia en que hay un plan con sentido nacional para marcar el rumbo, con errores pero con muchos aciertos, además de tener que tratar de neutralizar los incesantes embates de la derecha sin patria, también debe ocuparse de convencer a millones de desorientados que viven su propia vida pero tratan de ver de qué se trata a través de un titular de diario ó un zócalo de un programa de tv.
Mientras tanto, gran parte de los que se le oponen no están en condiciones de presentar un programa coherente, sincero, progresista, superador que les permita algún grado de disenso con responsabilidad.

Si se hace una observación a los usos y costumbres de muchos docentes, los aludidos responden ofendidos como si la opinión la hubiera emitido el asesino Videla con amenazas de desapariciones.

País de gente jodida y con poca memoria, nuestra Argentina.

Saludos

Anónimo dijo...

¿Què pasa loco,tres veces intentè publicar y no pude?.Estoy de acuerdo con lo dicho,y por enèsima vez repito;EL KIRCHNERISMO ES LA ETAPA SUPERADORA DEL PERONISMO;EVITA MONTONERA;NESTOR GUERRILLERO;CRISTINA CONDUCTORA.

Anónimo dijo...

Gracias JUAN!

Anónimo dijo...

Hay dos clases de kirchneristas.
Los KK de alma, que por suerte les queda poco...
Los KK panqueques, que probablemente mañana estén con Massa o con quien suba al poder.
Vos a que grupo perteneces?

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