El poder es una suma de historias que empujan un mismo carrito y que cuando esas historias se cansan de empujar, se suben al carrito a descansar para siempre y ordenar a los que empujan, nuevos, frescos y valientes.
El poder es una herramienta hecha de brazo, un síntoma virulento de una virilidad heróica, algo que se gana, se pierde y se construye todos los días.
El poder es comandar, obedecer, ordenar, desordenar pero saber dónde está cada cosa para aprender a distraer y saltar la pared, romperla con la cabeza y no sangrar porque ni te moviste.
El poder es un entramado complejo y listo, volátil y sincero.
El poder es, como muchos aún no pueden comprender, algo que no se sabe que se tiene hasta que se siente en las venas corriendo como fuego, y todos esos que adjetivan sobreusando la palabra "poder", misma, no lo tienen por el simple hecho de decirlo.
El poder se forja cuando la historia te lo reconoce y cuando ya no lo tenés: ahí se convierte en leyenda, en sueño y en cuento para asustar niños.
El poder no es, bajo ningún concepto, la violencia, no específicamente, ni por cierto, la violencia física, porque el poder no se vocifera, el poder se proyecta mudo y sordo, manco y brutal.
El poder, a la larga, es el otro.
Porque el poder sin el otro, no es más que un montón de papeletas, afiches, carteles, escritos, canciones, lágrimas y la derrota que hace que el poder, se convierta en pobreza.
1 comentarios:
Power!
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