Los hermosos
Somos los hermosos, los que vemos mal, los que rengueamos, los que bebemos y hablamos de más, los que olemos las piernas de las novias de nuestros amigos y nos revolcamos en el estiércol de máquinas humeantes de pánico y dolor.
Somos los hermosos, los despeinados, los que tenemos caspa, matando a la vida a pastillas, sudando el pánico ajeno, revelándonos contra la historia, haciendo parte y partiendo al hacer en pétalos de podridas flores que ni llegaron a ser corona, marco de cadáver sonriente, temblor de un pecho palpitante que guarda un motor de lava y minutos desaparecidos.
Somos los hermosos, nacidos en las noches de los lápices y las biromes y las noches de las netbook, paridos en la ternura democrática del bienestar social y cada una de las tres banderas flameando por lo bajo, en telas rotas, corroídas por el desuso, levantándose de a poco, siendo patria, siendo oído, siendo muelas de juicio que explotan cuando quieren, el último aliento de nuestro episódico sueño.
Somos los hermosos, rompedores de espejos y siete veces siete maldiciones contra el otro, acreedores de suerte, mitigantes de dolores ajenos, inútiles con los dolores propios, nuestros dolores hermosos, nuestras miradas lejanas, nuestras sombras más veloces, nuestro delirio conciente, nuestra elección natural, selección matemática y táctica estratégica de un juego a veces, divertido.
Somos los hermosos, leedores de roedores de bibliotecas que han publicado libros, sabedores de todas las cosas, el aguante del amor, la basura que le entra en el ojo al injusto, el silbido en el oído, la arrítmia, el papelón, el balazo, el bala, la balada, el baile, el valor, la vida, la venganza, la vuelta, la naturaleza abriéndose camino entre la naturaleza de mentira y todos los rumores del mundo, que son, se sabe, absolutamente ciertos y comprobables.
Somos los hermosos, las bestias sacras que muerden el polvo de la victoria, los que regateamos el precio del humo, los que bailamos mejor, tenemos cicatrices y las mostramos con hidalguía y valor, delante de todos, al frente de la cosa, de la cuestión, gritando a Perón, esquivando con calidad, jab, jab, jab, cross, uppercut y cuando madura el knock out, el knock out se cae de maduro y se hace fruto, alimento y bienestar para todos y todas.
Somos los hermosos.
Y por que somos hermosos, jamás mostraremos nuestra mejor sonrisa.
Cuidado con los lobos: a veces, pueden tener colmillos.
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