Apenas explotó la muerte de Nisman, todos nos quedamos callados, helados, petrificados, asustados y sin saber qué carajo acababa de pasar.
Nisman, un personaje que declaradamente estaba en contra de CFK y el Gobierno, había metido una denuncia gravísima acusando a a tres funcionarios del gobierno como encubridores: la Presidenta, el Canciller y un Diputado.
Todos nosotros durante la semana y el fin de semana, habíamos pedido a los gritos, en las redes, formalmente y como pudimos, que la declaración que el Fiscal iba a dar el lunes sea pública, preferentemente por Cadena Nacional.
Porque nosotros queríamos saber todo: nosotros el pueblo, nosotros militantes, nosotros el FPV, nosotros funcionarios, nosotros la Presidenta.
Y así pasamos de los gritos al silencio.
De querer saber todo, a entender que no sabíamos nada.
De considerar poderes a los poderes a conocer al macabro y oscuro poder real actuando en nuestra cara, de frente manteca. Corta la bocha.
Fijate: desde que encontraron a Nisman muerto, no hubo más hechos de inseguridad, no hubo más aumento en los supermercados, tampoco hubo más boom de vacaciones, no hubo más escándalos en la costa en las comedias teatrales picantes, no hubo más Patria o Buitres, no hubo más Lear, no hubo más accidentes, motochorros, secuestros, el caso de Lola no importó más, lo de Benedict menos, se escondió que a Lázaro Báez le desestimaron una denuncia en Suiza, y el mundo siguió girando, el planeta tardó un par de días en hacerse eco real de la gravedad de la noticia y no mucho más.
Todos hablamos de Nisman. Los que opinamos hablamos de Nisman, y los que opinan habitualmente y no opinaron más de este tema, opinan más aún sobre lo de Nisman.
Que no es ni "lo de Nisman".
Es asunto tuyo.
Es asunto nuestro.
Podríamos estar jugando hasta el hartazgo (mentira, nunca nos hartamos de querer llamar la atención, nosotros, en tanto "nosotros los humanos"), acerca de qué pasó, cómo sucedió tal o cual cosa, develar el caso, hablar de policiales, comentar cosas con ínfulas y vocabulario académico, "investigar" como investigan muchos periodistas, leyendo cosas en Twitter y luego repitiéndolas como si las hubieran detectado ellos, leyendo teorías y fundamentalmente, eso que tan bien nos sale: encontrando culpables.
- Se sugirió que fue "El Gobierno": a nadie le afecta más esto, que al Gobierno. Si se descubre que lo que sucedió fue un asesinato, y aparece una persona confesando, para la opinión pública, ese hombre al que mataron lo mataron luego de acusar a la Presidenta y el hombre que confesó lo hizo bajo presión del Gobierno.
- Se sugirió que fueron "los servicios despedidos": esto también, le afecta al Gobierno. Por más que este Gobierno haya sido el que pasó a retiro al elemento "Jaime" Stiusso, quien estaba desde 1972 en las fuerzas de inteligencia, y que quizás ello haya desatado algún resorte, las agencias de inteligencia son parte de "El Gobierno" para la opinión pública, por más que las agencias de inteligencia de todo el planeta le responden nada más que a sí mismas. A eso muchos lo llamamos el Poder Real, por más que algunos supongamos o entendamos que detrás de cada poder real está siempre, pero siempre, clavado, Estados Unidos. En Estados Unidos las agencias de inteligencia se manejan con una autonomía pasmosa, que siempre pasa por encima de los gobiernos que van y vienen. Vaya como recordatorio, el siempre estimulado caso de Kennedy que se cree, entre tantísimas otras probabilidades pero como la más fuerte, que quien mató a ese hombre fueron "los servicios". Los servicios son seres oscuros, que manejan mucho dinero, que manejan más que dinero, información y la información es poder. Todo lo que haya hecho alguien relativamente visible, estas personas lo saben. Y así como es importante tener agentes de inteligencia, es importante tener policías. Y bien sabemos que en muchos casos, la delincuencia existe porque existe la policía. Así las cosas, el sentimiento de indefensión de la "gente común" ante la voluntad de hacer daño de estas personas, es enorme.
- Se sugirió que se había suicidado: por ahora y el por ahora en estos días corre como bronce fundido, nada indica del todo que no haya sido un suicidio. Por ahora y lo que sabemos las personas de a pie, es que el tipo se murió. Aún si el tipo se hubiera suicidado, esto también afecta al Gobierno: el hombre denunció al Gobierno y su cadáver señala a gritos a los denunciados. Haya muerto como haya muerto.
- Se sugirió que fue un suicidio inducido: hay múltiples maneras de inducir un suicidio, y nunca son como muchos creen como en las películas de recontra espionaje que te mandan un chip en el cerebro y luego mediante ultrasonido(?) te dirigen. Pero todos leímos novelas y todos queremos ser protagonistas. Así es que pueden haber llamado al hombre a un celular y haberle dicho que su familia estaba amenazada, haberle hecho escuchar a algún familiar para demostrárselo y haberle dicho que se pegue un tiro ya o le mataban a ese familiar. Si así hubiera sido, esto también afecta al Gobierno.
- Se sugirió que hay algo pasional con quien le dio el arma, este tal Lagomarsino: el entramado pasa de policial a culebrón. No obstante, si así fuera, también afecta al Gobierno.
En cualquier escenario, y podríamos estar tirando postas durante dos semanas, esto afecta al Gobierno: si lo mataron o se mató, el timing fue preciso. Un día después de declarar o en el mismo día de declarar, una muerte o un suicidio del fiscal, habiendo presentado unas denuncias muy flojas que a lo sumo, pueden involucrar muy lejanamente a dos o tres personas que no tienen relación con el Gobierno con una operación de calibre internacional, no hubiera tenido el mismo impacto que hacerlo antes. Hay algo que es un dato duro: alguien mató a Nisman. Puede haber sido él mismo, o puede haber sido alguien más, pero en cualquiera de los casos, es una muerte que impacta directamente en el Gobierno, y una muerte que, otro dato duro, no fue bajo ningún concepto accidental.
Hace algún tiempo recuerdo haber comentado (no recuerdo dónde), que para que se realice el mal, sólo es necesaria la voluntad.
Un hombre que decide fríamente cambiar de mano en una ruta para chocar a un micro. Hasta que lo detienen.
Un hombre que decide fríamente salir con un cuchillo, entrar en una discoteca y acuchillar a diez personas en silencio. Hasta que lo detienen.
Una mujer que tiene un arma, que se para en Cabildo y Juramento y vacía su cargador en la gente que viene y que va. Hasta que la detienen.
Una mujer que decide en cualquier acto con público, disparar y disparar.
Este tipo de análisis barato y de café, necesariamente nos implica en el remanido escenario de la inseguridad:
el mal existe, y no siempre es culpa ni del Gobierno, ni de la policía, ni de las fuerzas del orden. La voluntad te invita a hacer el bien o no hacerlo, a hacer el mal o no hacerlo. Y seguramente para cuando quien te tiene que detener y controlar lo hace, es demasiado tarde. Pasó ahora, pasa desde que el tiempo existe.
¿Podría haberse prevenido algo como lo de Nisman?
Claro. Por eso tenía tantas custodias.
¿Hubo alguien que tuvo la voluntad de descuidarlo? Quizás. ¿Hubo alguien que tuvo la torpeza de descuidarlo y en ese interín se atentó contra la vida del Fiscal? Quizás, pero sería demasiado.
La denuncia, fue contra el Gobierno: sigue en marcha, todo el material sigue adelante, y los que la leímos, podemos creer o no que está floja. Uno no es abogado, pero la nota endeble a simple vista.
La muerte de Nisman, fue contra el Gobierno: el daño no está del todo hecho, porque la operación real recién empieza. Recién empieza la instalación mediática en personas de buena fe, acerca de que el Gobierno fue el que se cargó al Fiscal. Recién empieza la instalación mediática de que los funcionarios se contradicen, sugiriendo que si se contradicen, es porque están ocultando o mintiendo,
siendo que la Justicia que es quien está investigando y liberando o encontrando información, en un país como el nuestro con un sistema como el nuestro, no depende del Gobierno. Y de hecho, está abiertamente enfrentada con el Gobierno.Este atentado (me permito llamarlo así), es contra el Gobierno.
Y bien bueno sería que todos y todas comprendamos que si el Gobierno se cae, se cae el Estado (que somos todos, y no el Gobierno).
Yo no tendría problemas en perder una elección por inútil, o perder una elección por haber administrado mal los destinos de la Nación. Yo no tendría problemas en perder, aunque lo odio. Yo no tendría problemas en dar la batalla en todos los frentes políticos. Pero perder una elección porque se asesina, no son mis códigos. No son las lides de la arena política que uno eligió.
Y fundamentalmente,
no es justo.
No es justo que por culpa de un asesinato a un Fiscal, se pierda la visión sobre lo que es la Asignación Universal por Hijo.
No es justo que por culpa de un asesinato a un Fiscal, se pierda la visión de las jubilaciones.
No es justo que por culpa de un asesinato a un Fiscal, se pierda la relevancia histórica de los trenes nuevos.
Y aquí es donde debemos ver que no es justo que por un asesinato de un Fiscal, quien pierda no sea el Gobierno, sino las personas que perciben estos derechos adquiridos que ejecutó este Gobierno.
Eso no es justo.Y nadie de buena fe puede estar de acuerdo con ningún movimiento que esté por fuera de cualquier situación democrática.
Dicho esta enorme, enormísima introducción, me quiero referir a otra cuestión.
Siempre dijimos que si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar.
Acá no sólo están tocando a Cristina, sino a lo que ella representa: todos los que militamos, creo, sabemos que Cristina es la Jefa, pero no militamos por ella sino con ella. Ella es la que representa lo que nosotros queríamos, lo que nosotros hacemos. Ella es la que nos dice para dónde ir. Como fue con Néstor, es con ella. Como fue con el General, como fue con Evita.
A Cristina y a todos nosotros, la tocaron y nos tocaron cuando murió Nisman: no antes, no con esa denuncia. Cuando murió Nisman.
¿Es este el momento para ser más kirchneristas que nunca? ¿Es este el momento para salir a militar con más fuerza, tratar de sumar compañeros, contener a otros y hacer un frente enorme común?
Por supuesto que sí. En las buenas estuvimos siempre, pero en las malas, entiendo que también.
Y nunca estuvimos más en las malas que con todo esto que nos están tirando: un muerto, una operación posterior comunicacional infernal y todo lo que vendrá en los próximos días. Quizás sea demasiado incrédulo, pero me da la sensación de que recién empieza el golpe DURO.
Tenemos una jueza antik, una fiscal con pocas luces y unos agentes de la ley distraídos.
Tenemos otros errores.
Tenemos a mi entender, un error comunicacional bastante grave, que es la no aparición de Cristina en vivo.
Yo quiero que Cristina hable. Yo querría incluso, que se ofrezca a dar una conferencia de prensa en Casa de Gobierno, sin límite de preguntas ni temas. Porque yo confío, tanto como confiamos tantos, y tanto como confiaron muchos más antes de que las papas quemen.
Si fuera exagerado, querría incluso que Cristina sea la que hable todas las mañanas, en lugar de Capitanich, mientras esta tremenda operación está en marcha.
Yo quiero eso, y creo que
muchos y muchas lo necesitamos.
Correrse, hoy, del apoyo, o de la militancia, o de la inclaudicable lealtad que nos caracteriza, es lo más cómodo posible: nunca necesitó más Cristina de nosotros, y nosotros de ella.
Esto, es ahora.
Vos, que te alejaste hace un tiempo porque te jodía Milani, volvé.
Vos, que te alejaste hace un tiempo porque no te gusta Scioli, volvé.
Vos, que te fuiste porque Berni te parece un mamarracho, volvé.
Vos, que das el apoyo pero con críticas, guardá las críticas hasta más adelante, y vení.
Vos, que estás enojado por Monsanto, sabé que si algo se cae, todo lo malo sube.
Vos, que desde la comprensible y perfecta comodidad de tu hogar siempre apoyaste al proyecto, vení a poner el cuerpo y las manos. No te va a pasar nada malo, y todo está bueno en la militancia.
Vos, que te fuiste porque te ofendió el cambio de posición del Gobierno respecto a Bergoglio, vení de nuevo.
Vos, que estás cansada, vos, que te pusiste de novia, vos, que tuviste un hijo, vos, que te enojaste con tu referente, vos que te quemaste con Insaurralde, vos que te engranaste con un compañero y lo odiás, vos, que odiabas a tu agrupación, vos, que te enojaste porque se fue Moreno, Garré y quien sea, volvé.
Por todo eso que te hizo estar cerca.
Por todo ese pueblo que te creyó que nunca te ibas a ir.
Por todos esos niños y niñas que todos los días te esperan y que no leen el diario.
Por todas esas Madres y Abuelas que nunca bajaron los brazos.
Por todos esos desaparecidos y compañeros y compañeros caídos.
Por todo el futuro que tenemos enfrente.
Por todo lo que falta.
Agarrá la remera de tu agrupación, levantá bien altas tus banderas, porque nada, nunca, nadie, ni la muerte, nos frenó.
El barrio te espera.
VENÍ.