jueves, 27 de diciembre de 2012

Los crímenes impares



crimen s. m.
  Acción voluntaria de matar o herir de gravedad a una persona.
  Acción de gran maldad o irresponsabilidad que tiene consecuencias graves: es un crimen la caza indiscriminada de ballenas.
Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L.


De todos los crímenes que un hombre puede cometer, prefiero los crímenes impares. Los imperfectos, los que quedan en falsa escuadra. Los crímenes salados de penas miserables, de recuerdos borrados y de secretos bien guardados en cajas de seguridad que firman, seis, siete, doce tipos con cada ingreso y no obstante lo cual, todos guardamos ese secreto para siempre.
Son esos crímenes de muerte y herida, grave, a personas físicas, pero sin herirlas en el mundo de mentira, ese mundo de carne y tela, sino en el mundo perfecto, el mundo del silencio, la almohada con babas y el baño a puertas cerradas donde sólo pasa lo que uno conoce y si quiere que alguien más lo sepa, entonces ese crimen tiene cómplices y el crimen deja de ser impar y pasa a ser par, un engranaje más. Un alegrón para toda cuestión básica que se precie de tal.
Entonces las acciones de maldad e irresponsabilidad tienen consecuencias graves, sino gravísimas, en el entorno que rodea en un rincón a la verdad, al bien y a todo lo probo de la vida, en ese lugar estupendo en el que el hombre no es el lobo, sino el juez del hombre y entonces, magia, los crímenes impares se empatan en una perfección de dos torres, de dos ciudades y de trucos que funcionan a la perfección en cada una de ellas. Entonces se aplaude y los crímenes impares, injustos y buenos, son efectivos y todo está muy bien.
Recorren playas llenas de arena y océanos de plata, familias enteras en busca de que la natura devuelva lo que ancestros enviaron hacia la otra orilla, y se conforman con el salitre del agua, el sol que broncea a tono y la sed, el hambre y el murmullo de la noche que sin amenazar, se aproxima a cada ropaje hasta secarlo de sangre, sudor y saliva.

En los crímenes impares, la música suena desafinada (porque eso se pretende), los colores están apagados por el vaso del tiempo (estrictamente mensurado), la renguera es la condición de todo caminante que asuma que sus pies son la base de un bípedo (porque así se ha encomendado la misión), y el fracaso es la condición inspiradora para todo futuro que se precie de venir después del ahora (porque así está escrito), y entonces todo está correcto y si en lugar de todo esto, hubiera salido todo bien, entonces también, es lo que queríamos.

Uno, dos, tres, largamos.

Empieza la orquesta con una canción que ninguno de sus miembros conoce pero suena extrañamente agradable, y señores aplauden con dentaduras IMPECABLES.

Es un mundo mágico en el que nos ha tocado subsistir.

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