Quería ficción

La cosa fue así: Lanata presentó un informe basado en una investigación del gran periodista increíble de renombre internacional conocido como Gabriel Levinas.
Un tipo que era K hasta que vió que había mejor guita en el Grupo Clarín.
Este señorito, Gabriel Levinas, sobó hasta el hartazgo a Lanata para que le devuelva el brillo que nunca tuvo, y tanto se lustró que finalmente le dio un espacio menor en su programa de radio para señoras.
Así, escaló y trepó, libando como un campeón oral hasta llegar felizmente a este informe.

En el informe, un entrevistado hablaba y denunciaba a Luis D´Elía, un señor que ocupa cargos en el gobierno al igual que Lázaro Báez u otros tantos que Lanata denuncia pero que no son funcionarios del gobierno, con un enorme diferencial: D´Elía le había tendido una trampa artera, con las armas de ellos, del enemigo.

Entonces, mientras el informe iba al aire, Luis D´Elía subió este video a su cuenta de twitter.
Y twitter explotó y todos nos reímos.




Y todos nos reímos de Lanata, en vivo.
Mirá el video, no me hagas que te lo cuente.

La cosa es que cuando volvieron al piso, Levinas, empilchado de gala como si fuera una novia, hablaba sobre su "investigación".
Y todos nos reíamos, con la inmediatez de la internet, sabiendo que allí, en el piso, deberían estar todos volviéndose locos, tirándose de los pelos.

Y Levinas hablaba y seguía y seguía.
Y Lanata tenía un traje de gamuza violeta, y parecía Willy Wonka.
Y seguía y seguía.
Hasta que abruptamente, fueron a otro informe, y Levinas quedó triste, solitario y final.

Pasaron ese otro informe, volvieron al piso, y fueron a un corte, no sin antes mostrarnos una pantomima imbécil de Lanata mirando una bola de cristal imaginaria, en la que argumentaba que seguramente mañana todos los programas de América llevarían a Codarín, el hombre al que entrevistó Levinas, pero que antes, había entrevistado D´Elía y en el que develaban TODO lo que sucedería algunas horas después: una nota con libreto.

Luego de un corte larguísimo, sólo superado por el día de las elecciones en Venezuela, a las que Lanata asistió para ver la primera derrota de Capriles ante el gigante Chávez, volvieron al piso.
Allí, Lanata le pidió explicaciones a Levinas, quien no supo darlas.
Titubeaba, mezcalaba nombres, torpe, fracasado, derrotado en la profesión que nunca pudo tener con seriedad, y así, todos veíamos cómo se opacaba lo opaco: la estrella de la fama no es algo que se le de bien a un gusano como Gabriel Levinas, servicio que trabaja no por la verdad, sino por el dinero, y por unas ansias de vedette que jamás podrá completar.
Y Lanata le tiraba centros, le completaba la frase, y nadie podía entender lo que hablaban, porque estaban nerviosos.
¿Qué les pasaba?
Jé.

Y terminó el programa.
Terminó diez minutos antes que lo que termina cualquier domingo.
Con un rating de 16 puntos, contrario a lo que venía sucediendo.
Y Lanata hizo su cierre diciendo que el kirchnerismo estaba terminado, mientras afuera, en el mundo real, nos reproducíamos en millones. Y en miles.

Lo que voy a contar ahora, es lo que sucedió después.

Resulta que terminó el programa y Lanata apagó la luz.

El público aplaudió y como es habitual, varios se acercan al conductor a sacarse fotos, pedir autógrafos y compartir indignación.Pero hoy fue diferente.

Lanata salió hacia atrás del decorado velozmente, mientras dos productores les explicaban a las personas del público (de las que muy pronto hablaré acá en este blog) que Lanata se tenía que retirar por compromisos familiares ineludibles.Pero esa, no era la verdad.Lanata salió casi corriendo y con el micrófono puesto hasta el camarín donde Gabriel Levinas revisaba en su Ipad lo que estaba sucediendo en internet, y miraba el video que había subido Luis D´Elía.Lanata entró sin golpear.

"Pelotudo, ¿Qué carajo me vendiste?", le dijo el conductor, otrora enfrentado con el Grupo Clarín.

"Jorge, te juro que me cagaron, esto no puede ser verdad, te pido por favor que me dejes chequear unas cosas..." contestó Gabriel Levinas algo nervioso y asustado.

"A mí me chupa un huevo si es verdad o no, me hiciste quedar como un pelotudo y planchamos el rating, qué te creés que es esto, ¿Tu página de internet? Yo soy Lanata, boludo, y vos sos Levinas. Nadie sabe quién es Levinas, pero este quilombo ahora lo tengo yo", contestó Lanata.

"Jorge, te lo juro, te pido perdón, pero nos están haciendo una cama...", retrucó Levinas mientras le temblaba el labio inferior.

"A vos te hicieron la cama. Mañana salís en todos los medios diciendo que te cagaron a vos. Y renunciás. Por inútil y pelotudo. ¿Quién te creés que sos?", acusó Jorge visiblemente nervioso, con un cigarrillo encendido en la boca.

Detrás de Lanata, en la puerta del camarín, se amontonaban los productores y la maquilladora y los técnicos.

Lanata se dio vuelta y los miró, mientras les gritaba: "Y ustedes que miran, manga de inútiles. ¡Están todos despedidos!". 

Lanata se fue del camarín, y todo el equipo que se supone ya despedido, lo siguió.Afuera se escuchaban gritos.Levinas marcó un número telefónico, con sus dedos fríos.Se llevó el celular al oído, mientras cerraba la puerta del camarín.

Sólo.

Del otro lado, alguien atendió.Levinas suspiró, algo aliviado, mientras se quitaba los lentes y se secaba la transpiración, con los ojos cerrados.
Del otro lado, un paranoico tenía mucho para decirle.

Claro que todo lo que está en itálica, es ficción.