sábado, 19 de octubre de 2013

La voluntad


Tren en Santos Lugares, nuevo.


Dice Wikipedia:

Voluntad es la facultad de decidir y ordenar la propia conducta. Propiedad que se expresa de forma consciente en el ser humano y en otros animales para realizar algo con intención con un resultado.
Entonces:
Alguna vez se me ocurrió pensar, sin ánimo de dar excusa alguna, un escenario crítico para poder comprender, quizás, un poco, a la violencia, al crimen, a lo malo del mundo.

Y lo achicaba hasta un lugar conocido, nuestro país.


Y pensaba: si una persona que viene manejando un auto por 9 de Julio, por dar un ejemplo, y decide meterse a toda velocidad en alguna peatonal atropellando personas, una detrás de la otra, sería un criminal, un asesino serial, un hombre monstruoso que usa a su auto como un arma, para atentar contra no sé, en un día poblado, trescientas personas, acelerando a su paso a cien, luego ciento cincuenta kilómetros por hora, hasta terminar contra una pared. O escapando.
Sería una de las tragedias más grandes ocurridas en la historia de la Argentina, perpetrada por una persona, aislada, una bestia, un monstruo.

Quizás inmediatamente aparecerían de un lado y del otro, todas las quejas posibles y creíbles, con sus consecuencias:

Que el gobierno no hizo nada para detener a los autos, ya que en un país serio, pondrían pilotes de cemento en cada esquina.
Entonces el gobierno iría y pondría los pilotes de cemento.
Y la misma gente que pidió los pilotes de cemento, dirá que por qué lo hacen ahora, y no antes.
Se preguntará esa gente si era necesaria una tragedia así de grande para que pongan los pilotes.
El chofer del auto, irá preso.

Una semana después, tal vez, resulte que una persona que vive en la misma peatonal, totalmente abrumada por la tragedia acontecida hace un tiempo, haya quedado perturbada, mal psicológica y psiquiátricamente.
Entonces esa persona, loca, sóla, otra vez y por su motu proprio, decida primero tirar ollas de agua hirviendo desde el balcón de su tercer piso a esa gente, y luego, ráfagas de disparos contra los transeúntes.
Veinte heridos, nueve muertos.
Una nueva tragedia en la peatonal más transitada.

Y así inmediatamente aparecerían de un lado y del otro, todas las quejas posibles y creíbles, con sus consecuencias:

Que el gobierno no hizo nada para detener a aquellos que atentan contra las personas en esa peatonal donde se sabe, hay atentados contra la gente. Y que deberían techar la peatonal.
Entonces el gobierno iría y techaría la peatonal.
Y la misma gente que pidió los techos, dirá que por qué lo hacen ahora, y no antes.
Se preguntará esa gente si era necesaria otra tragedia así de grande, para que el Estado (que siempre es una entelequia, una masa uniforme, alejada, ciega, para "la gente") ponga los techos blindados.
La mujer asesina irá presa.

Algunos meses después, y oportunamente en épocas electorales, un peatón en la misma trágica peatonal. entrará con un lanzallamas escondido en su mochila y prenderá fuego a catorce personas y a los locales, hasta que sea velozmente abatido por cuatro polícias que estaban patrullando.
Y así inmediatamente aparecerían de un lado y del otro, todas las quejas posibles y creíbles, con sus consecuencias:

Que el gobierno no huzo nada para detener a aquellos que atentan contra las personas en esa peatonal de la muerte, y mucho menos contra la gente que porta lanzallamas.
Y entonces deberían cachear a todos los peatones, y hacer obligatorio el uso de buzos antiflama para todos y todas.
Entonces el gobierno iría y llevaría buzos para todo el mundo.
Y haría cacheos.
Y la misma gente que pidió los buzos, dirá que por qué lo hacen ahora, y no antes.
El peatón del lanzallamas irá preso.

Pero la gente seguirá acusando al gobierno, a todos los gobiernos, de que las cosas podrían ser evitables: todo puede ser evitable, en tanto no se genere la voluntad de una persona, de hacer el daño.
De operar.
De generar caos.
De ser un agente de la destrucción.
De no cumplir con las mínimas normas para poder ser alguien apto para cumplir funciones de altísima responsabilidad.

Cuando la voluntad gana, es, en verdad, casi todo inevitable.

Mientras tanto, quizás mañana llueva.
Y la Presidenta sigue sin aparecer en los medios, ni hace declaración alguna sobre la lluvia.



Ey, eso sí: Cirigliano es un impresentable, Schiavi otro y nosotros podríamos haber controlado antes.
De haber sabido que todo esto podía "suceder".

1 comentarios:

Unknown dijo...

Me da mucho dolor pensar que alguien es capaz de causar algo tan grave como maniobra electoral, y al mismo tiempo estoy seguro de que así fue. Una cagada.
A todo esto, desde la tragedia de once que me planteo una cosa muy técnica de la que no vi que se hable en ningún medio: El principio de funcionamiento de los frenos de estos trenes. Hasta donde entiendo son trenes diesel/eléctricos, y que frenan o pueden frenar con el mismo motor que los impulsa, entonces "se puede mover" = "puede frenar". Igual si tengo que analizar los medios en ese aspecto, hoy un tipo conducía un noticiero de tv y no sabía la diferencia entre un cd y un disco rígido

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