No me gusta Milani.
No me gusta un tipo que puede haber estado implicado en lo más aberrante de nuestra historia moderna y que si se comprueba y lo procesan, entonces lo sacan del medio.
No me gusta que desde mi kirchnerismo, yo, porque por eso voto y por eso son mis representantes, empujen a cara de perro la designación de un tipo que no tiene prueba alguna más que los testimonios de dos personas y varias denuncias del CELS.
No me gusta, tampoco, que vaya a la revista de las Madres, madres mías y se saque una foto.
Tampoco me gusta que Hebe haga eso.
No me gusta que Granados le diga pedazo de mogólico a una persona, pero no me interesa ni le doy mayor relevancia a eso.
Me preocupa, en cambio, que desafíe a puño limpio a esa persona, desde un escenario, como si fuera un cuatrero o un rancho en una esquina parado de mano contra otro porque le tiró la birra encima, ahí, en la mesa del bar donde de fondo, se escuchan los Redondos, en, ponele, San Martín.
Eso me parece lisa y llanamente impresentable e imperdonable.
No me gusta que muchos referentes, periodistas, filósofos o tonterías así, digan que no son lo mismo las muertes del 2001 que las de 2013, o que habrá que investigar a los muertos, o que unos fueron luchadores y los otros ladrones: no queremos nunca desde el kirchnerismo que el que mate tenga que morir, con lo cual, el que roba, "menos" tiene que morir. Pero yendo estríctamente a las palabras, los muertos, nunca pagan, y a los muertos no hay que investigarlos tanto, y a los muertos, cuando son matados en circunstancias en las que una parte del Estado (y el Estado somos todos, kirchneristas y no kirchneristas, policías y ladrones) no sólo juega en contra, sino que habilita el choreo, el asesinato y las noches sin ley.
Así como los muertos son siempre los mismos, porque son muertes, la policía es siempre la misma: la fuerza de choque de la justicia, lo justo y lo que hay que hacer. Y todos los muertos son pobres, siempre.
No me gusta que hablemos de responsabilidad del ladrón cuando el ladrón tiene toda la cancha para salir a comérsela y le pegan una palmadita en la cola para que juegue, y no me gusta que se hable de culpas de la policía, si no vamos a sanear al menos a unas cuantas cabezas de ese ganado perdido que es la policía: espero y me va a gustar, que a los que se acuartelaron, los desafecten de las fuerzas, si no a todos, a los cabecillas. Así, de una.
No me gusta que digamos que las cosas no se piden por twitter, si por twitter también vemos que esas cosas pasan y que esperamos a la burocracia para actuar en defensa de cualquier habitante del suelo argentino.
Tampoco me gusta que un funcionario hable de Facebook en términos tan graves: no es para defender a Facebook, sino para defender al trabajo, a grandes rasgos, puesto que si te enterás que vía Facebook se está armando algo, mucho no te moviste y mejor sería que vayas a investigar a cada lugar, porque de eso laburás entre otras cosas, y mejor sería que no tengas que apagar fuego alguno, sino que no dejes material inflamable al lado de una llama latente y eterna.
Quería decir eso.
De cualquier modo, me siguen gustando las cosas que sí se tocan.
Me sigue gustando la Asignación Universal por Hijo.
Me sigue gustando el ProCreAr.
Me sigue gustando que Randazzo anuncie y luego haga, como pasará con los trenes nuevos que llegan en febrero y como va a pasar con el Metrobus más grande del país, uniendo a la Provincia como pocas veces se hizo.
Mirá esta nota: http://www.telam.com.ar/notas/201312/44504-el-gobierno-construira-el-metrobus-mas-grande-del-pais-en-la-matanza.html
Me sigue gustando que se haya metido en cana a los milicos del proceso y me gustaría que si Milani es lo que a mí me parece que es (a mí y a muchísima gente), también vaya en cana, y creo innecesario el trance entre que eso pase y no pase o el velo de sospecha: no, no fue "Lanata" el que lo descubrió a esto, che.
Me gustan los gobernadores responsables que defienden a su pueblo y me gusta que resuelvan las cosas con sus propios medios sin llorarle a la Nación por tal o cual cosa.
Me gusta que a pesar de todo, se haya hecho el festival en Plaza de Mayo, aunque no me gusta y no le encuentro explicación alguna a la presencia de lo más frívolo, tilingo, gorila e impresentable del universo como es Moria Casán.
Me gusta y mucho que se le haya dado espacio a Florencia de la V, más allá de que muchos referentes de la lucha por la diversidad la aborrezcan por egoísta: hay frivolidades muy políticas, que terminan sumando, cuando el personaje de turno no es alguien impresentable.
Me sigue gustando que la Presidenta hable cuando tiene que hablar y aunque algunas cosas no me gustaron de su discurso en Plaza de Mayo y algunas cosas me parece que estuvieron ausentes, no dijo en ningún momento que el país estaba en paz, ni felices fiestas, pascuas ni que la casa está en orden: de hecho, insistió con la necesidad absoluta de luchar por la democracia, todo el tiempo. Incluso mañana.
Me gusta que en Vatayón, ultra kirchneristas como somos, discutamos esto, estemos en desacuerdo en muchas cosas y de acuerdo en muchas más. Y me gusta que hagamos esto:
Y en el medio teatro, recital de lectura, juego de truco, fútbol y todo lo que creemos y
sabemos y hacemos, también ES política.
Me gusta que una madre me cuente qué pudo hacer con su AUH y me gusta contarles a ellas que eso no es un beneficio del kirchnerismo, sino un derecho de ella, y que el kirchnerismo lo que hizo fue ejecutar las medidas necesarias para que eso que antes se miraba, ahora se pueda tocar.
Me gusta que se decida avanzar sobre el fútbol para todos y que se le busque la vuelta para que sea financiado por los privados, en beneficio de lo público.
Me gusta el tiempo.
Me gusta ser kirchnerista.
Y me encanta el kirchnerismo.
¿Por qué?
Porque el kirchnerismo somos nosotros, los kirchneristas; y este asunto sigue estando en nuestras manos ahora y para siempre.
0 comentarios:
Publicar un comentario