La horrible entrevista de la presidenta

La presidenta anoche dio una entrevista para el olvido.

En un país que hace mucho tiempo dejó atrás las discusiones sobre qué hay que hacer para estar mejor, a destiempo una señora desde la televisión se despachó durante una hora y media ampliando conceptos de economía muy simples y al alcance de cualquier pelandrún que pretenda entender algo de lo que está pasando.
Ensimismada en sí misma y como si la entrevista fuera a ella, no respondió como se acostumbra hoy en este país, de modo cortito y chicanero y mirando para otro lado, y osó burdamente hacerse cargo de cierta responsabilidad histórica por haber sido gobierno durante doce años.
Locuaz, en ese tono de autoridad que quién se cree que le dio (la mitad del país la odia, doña, dese cuenta de eso y si quiere hablar para la mitad que la ama, no sé, busque hablar en un medio con periodistas más o menos afines a sus ideas), planteó que su propia fuerza política está desordenada y laburando erradamente, y sugirió que ella podría ser la prenda de unidad para que esas personas empiecen a hacer lo que deben hacer y para que lo que los y las votaron.
Nada modosita (sólo estuvo a cargo de la Nación durante ocho años con todo en contra), sonaba encendida: esperábamos que sea más mediática, presidenta, más tranquila en su discurso, más suave, más onda alegría-juntos-unión de los argentinos-pobreza cero que esa bronca que usaba para mostrar que está preocupada por "el pueblo".

Sin mencionar en todo su discurso (que fue lo más visto en cable de manera irónica, sin dudas, y nadie en el mundo se interesó por lo que decía) a Centurión (el jugador de Boca) ni mucho menos expresarse por las causas que desvelan al marido de Laura Miller, simplemente en su hora y media se extendió en respuestas políticas sobre "COMO SALIR DE ESTE PROBLEMA". ¿Y Milani? No dijo nada de Milani. Tampoco de Jaime. Mucho menos opinó sobre el affaire de los zócalos: es sabido que lo que le importa a la gente y lo que la mantiene sin dormir a fin de mes, es si ellos, no ella, van a poder tener sosiego en la candidatura de Florencio Randazzo, libertad en una opinión clara y concreta acerca del tema de los limones y felicidad pura y dura de la mano de una declaración clara sobre si estuvo o no bien la decisión de haber puesto a Boudou de vicepresidente.
ESO ES LO QUE LE IMPORTA A LAGENTE, PRESIDENTA.

Con cuatro periodistas que distaron mucho de estar al nivel de los Leuco, los Lanata, los Wiñazki (periodistas de verdad) y no a la altura de cualquier twittero con ruleros, la presidenta balbuceó términos simples para explicar un plan programático para evitar continuar tomando deuda desaforadamente y explicó que la tarea parlamentaria debe ser tratar de frenar la angurria del Sano y Buen Gobierno que nos Gobierna.
Esos tres señores más una señorita que salió vaya uno a saber de dónde (podrían haber puesto a Plager o a Cynthia García pero eligieron a alguien que ahora va a tener en su CV una entrevista con una personalidad política totalmente acabada que mide 40% en el imaginario de los popes de la comunicación del justicialismo conurbano y nada más), sólo le dijeron que:

1- Macri puede ganar las elecciones si seguimos boludeando (Norberto Navarro).
2- Que defina si va a ser candidata o no (Gato Sylvestre, totalmente desubicado).
3- Le hicieron preguntas sobre la tontería de la cuestión de género (Daniela Ballester).
4- Y cómo hacer para recuperar la felicidad (Victor Hugo Morales, famoso por sus análisis técnicos y no por dotar de poesía a un redondel de cuero que patean personas).

¿Quién se creen que son?
Esperábamos más de esas cuatro "personas" y esperábamos bastante más de la "presidenta".
Esa "presidenta" que hizo que dos fuerzas políticas se lancen más temprano y a toda velocidad para anticipar el eventual caso de una candidatura.
Que cuando aparecieron afiches por la calle todos los medios hablaron de esos afiches y que con un golpe de cintura (o una entrevista televisiva) tuvo en vilo a toda la clase política y a cuanto payaso y payasa con conocimiento del abecedario exista, mirando babeantes un televisor comprado en la década ganada.

Es más. Logró que periodistas y semiperiodistas tengan para hablar, analizar y escribir.
Y que todas las personas que tienen Facebook (Ningún pibe y piba nace periodista y nadie le va a negar a ningún señor o señora la posibilidad de hacer de cuenta que son periodistas), expriman sus cerebros mitad angustiados y angustiadas por que ella no nombró a Quique de Villa Ortúzar ni tampoco mencionó nada sobre el dibujo que hizo Luli, la hija de Esther, en el jardín la semana pasada.
En una hora y media en una entrevista en un canal de noticias de cable, sólo logro recuperar la CENTRALIDAD POLÍTICA de manera pública: una tarea que viene haciendo desde el 10 de diciembre de 2015 pero que todavía no sabía mucha gente porque Cristina no es muy de ponerle "like" a tu fanpage, viste pa.

Ojalá no vuelva a dar ninguna entrevista más.
Ojalá.
La próxima, trate de no ser lo que siempre fue, lo que la hizo ganar elecciones y haga autocrítica por estas cosas:
AUH, YPF, TECNÓPOLIS, FÚTBOL PARA TODOS, MATRIMONIO IGUALITARIO, POLÍTICAS DE SUBSIDIOS, AUMENTOS A JUBILADOS, PARITARIAS, Y ESAS ETCÉTERAS.

Reorganizar un movimiento revolucionario nacional de masas debería estar en manos de twiteros bonitos y no de una EX PRESIDENTA.