¿Qué tiene en común Justin Bieber
con una nena pobre de La Matanza?
Que a ninguno de los dos les importa la
política.
Vivimos sumergidos en una cápsula sin
tiempo en la que términos que a cualquier persona le podrían
resultar extraños e indiferentes, para nosotros es algo decidor y
profundo.
La abrumadora mayoría de las personas
de este país no saben qué es Vatayón, qué es Larroque, qué es
Recalde, con quién está Massa, de qué trabaja un diputado, qué
función tiene un concejal, con qué se come un comunero ni para qué
sirve el PJ. Muchas personas saben apenas qué es cada una de estas
cosas y muchos otros le dan una relevancia casi de pánico: “Lo
dijo Máximo”, “Está cuarto en la lista”, “Se desintegró La
Güemes” y cosas de minorías, dichas con la soberbia del terror y
la autoridad de taxista que te lleva adonde quiere y te cobra con
leyes de libre mercado.
Los Red Hot Chilli Peppers movieron más
o menos sesenta mil personas, el Indio Solari va a mover más o menos
doscientas mil personas y en Plaza de Mayo, entran unas ciento
cincuenta mil.
El país tiene más de cuarenta y
cuatro millones de personas y el mundo tiene, aproximadamente, siete
mil doscientos millones de personas.
Una agrupación política por unidad
básica tiene más o menos entre treinta y sesenta personas.
Una agrupación nacional, no sé
cuántas personas puede llegar a tener pero seguro no te llenan un
recital del Indio Solari.
Entonces, cuando hablamos de las cosas
que son importantes, a veces, creo, las vemos con una visión
morigerada por uno mismo, con un ojo para mirar al otro y el otro ojo
para mirar a uno mismo y satisfacer las necesidades propias, egoístas
y personales, tengan o no estas una misión colectiva.
Queremos ser buenos, queremos ser
mejores.
Queremos ser algo que no somos si no
hacemos.
Pero los jóvenes en su más grande
mayoría no están con la política como nos gustaría que suceda o
queremos creer.
Tenemos la capacidad de ver a nuestros
jóvenes, los que nos rodean.
Les decimos a todos, jóvenes y viejos,
que el único camino es la política y nos enojamos, insultamos y
ponemos como locos malos cuando personas que no tienen un gran nivel
de politización en su discurso o en su modo de vivir, le echan toda
la culpa de todo a Cristina: al uróboros lo criamos nosotros, le
dimos de comer nuestra propia cola y ahora, la patria es el otro.
Así, avanzamos día a día con
importancias de señores y señoras, mirando tan de cerca a las cosas
que a veces, no logramos separar la nariz de la flor del que tenemos
al lado.
A veces me dan ganas de pensar que
todos somos importantes, pero muchas veces me doy cuenta que en
realidad ninguno de nosotros ni nosotras somos importantes.
A duras penas, a veces, podemos ser
protagonistas de nuestras vidas.
El resto, claqué de un circo mucho más
grande en donde pocos se hacen ricos donde muchos se hacen pobres, y
vamos por ahí regalando dignidad en la pobreza, entregando lo único
que tenemos que es la vida (y de mentira, y eso es nada) y otras
veces entregando lo que le sobra al bolsillo de la campera que nos
abriga cuando llueve y hace frío.
Se filosofa hasta el paroxismo
cuestiones muy básicas como comer o no comer, tener o no tener, y a
veces, los más pornográficos, especulan con el ser o no ser. Pero
la gente espera, no sale a buscar, y nosotros podemos ser esa gente
que espera pero elegimos ser los que acercamos lo que muchos no se
animan a buscar, y buscamos ir sin juzgar, en silencio, con la nuca
mordida y la espalda fajada a palazos por una runfla infecta
burocratizada de miserables enanos grises compañeros de cabello
limpio sin tiempo para vivir, morir, amar, reír, traicionar, tropezar
o blasfemar a sus propios dioses de lista completa.
El suelo y la tierra, bien gracias,
sigue siendo suelo. Y sigue siendo tierra.
2 comentarios:
Si no leés un solo libro durante el año, es difícil que tus hijos consideren que la lectura tenga algún valor. Si no te interesás por la política, que debería estar - como planta de fuerza motríz primordial - adelante de cualquier vehículo social y cultural, no pienses que tus hijos intuirán que la política desempeña un papel importantísimo en sus vidas.
Por supuesto, en TODOS los aspectos HAY EXCEPCIONES, eso siempre estuvo claro.
Y esa "desnutrición" de ideas positivas e inclusivas que deberían constituir la base de cualquier política sana, también la estamos viendo cundir en las sociedades europeas y en las de EEUU, considerados por el mediopelo que mira para cualquier lado como "paises serios" ó como lugares donde "ésto que sucede en este país, jamás pasaría".
Y si las cosas no son peores por nuestra tierra, es simplemente porque desde hace un lustro hubo un importante movimiento anticíclico en el campo de los medios - especialmente los del Estado Nacional - que han logrado romper esa hegemonía tan poderosa que logró INMOVILIZAR DURANTE 4 AÑOS varios aspectos esenciales de una ley nacional sancionada por la legislatura. Ya sé que me van a atacar con que ese contra-mensaje nace viciado por defender al Estado ó al gobierno. Pero los mismos que hagan esa acusación JAMAS han cuestionado la función deletérea de los medios representantes y defensores de los INTERESES ECONOMICAMENTE PODEROSOS.
El pueblo, los ciudadanos en su mayoría, invierten su tiempo hábil en ganarse la vida, en estudiar y capacitarse ó en tratar de salir adelante como puedan, con frecuencia en situaciones de incómoda desventaja.
Hay una colorida y luminosa treta del poder que consiste en crear objetos, medios y mensajes para incentivar el ENTRETENIMIENTO. Mientras tanto, la información correcta y la divulgación del verdadero conocimiento, permanecen ocultos, deslucidos, aburridos, carentes de atractivo, como si interesarse en lo que realmente nos hace seres lúcidos, mentalmente ágiles, razonablemente informados y - en consecuencia - en condiciones de asumir posiciones ó ejercer opciones, fuera contrario a nuestro genuino interés y al de nuestras comunidades.
TODOS tenemos una enorme responsabilidad en separar la paja del trigo y el aserrín del pan rallado. Procedamos como debemos y no como nos incitan a proceder. Aceptemos el peso de un presente que generará un futuro que podrán disfrutar ó tendrán que sufrir nuestros hijos y nietos. Tenemos MUCHO MÁS PODER del que el poder establecido quiere que ejerzamos. No debemos pedir permiso a nadie para hacerlo.
Saludos
Excelente.
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