lunes, 19 de octubre de 2015
con la gente adentro
Hermanos y hermanas de mi querido país:
Los podría inundar de datos y números, contarles cuántas escuelas, cuántas AUH, cuántos litros de leche se compran con ese dinero, cuántos chicos y chicas hoy tienen el vaso de leche y las galletitas que le viene invitando este proyecto a todos los niños y niñas que nacen en esta nación, porque les corresponde y siempre les había correspondido pero un montón de hampones preferían hacer otra cosa.
Podría contarles cuántas fábricas se crearon, cuántos chicos pudieron nacer con la Fertilización Asistida, cuánta plata nos ahorran los satélites, cuántos kilómetros de ruta hicimos, o cuántos vuelos unieron vidas e historias a lo largo y a lo ancho del país.
Puedo ponerme a hacer cálculos maniqueos pero ciertos, sobre cómo el Estado abrazó por segunda vez en la historia a su pueblo para generar el bienestar merecido de todos los que caminan por acá, o puedo mostrarte índices internacionales de pobreza, educación y trabajo que son absolutamente irrefutables, por más que a vos te hayan construido una verdad en la cabeza que pretende tapar el mar con una piedra.
Compañeros y compañeras: nos hemos equivocado un montón de veces, muchos de nosotros han cometido macanas que para nada han sido accidentales y otro montón de hombres y mujeres que han nacido torcidos o se han torcido con el viento del egoísmo usufructuaron el nombre de Perón y Evita primero, el de Néstor y el de Cristina después, para hacer todo lo contrario a lo que pregonaban a viva voz desde luminosos lugares de altísima exposición frente a centenares de personas que asentían con la sombra de la esperanza encegueciendo las buenas conciencias.
Esto es verdad, ha sido verdad, y lo seguirá siendo, por eso desde esa memoria infranqueable que tenemos todos y todas en este lugar, es que podemos decir que no vamos a permitir que algunos desastres que no supimos ver se lleven puesto al Proyecto y al modelo, al verdadero encarne del pueblo en el Estado como siempre debió haber sido. No escucharemos acá palabras que sean cantos de sirenas que nos terminarán dejando como tantas veces sucedió, al borde de un precipicio al que nos quieren empujar los mismos que correrán para recibirnos en el fondo de ese agujero con los dientes inundados de saliva para mordernos las tripas y pretender que sigamos sonriendo.
El proyecto nacional y popular iniciado el 17 de octubre de 1945 encuentra su eco perfecto y agigantado en 2003 cuando llega Néstor, y luego en 2007 y 2011 cuando la compañera Cristina acompañada por las sabias mayorías profundiza aquelllo y se calza la patria al hombro para llevarnos hasta lo más alto que hemos podido: aún falta mucho, y es por eso que nosotros, con la memoría que nos caracteriza, no vamos a permitir que nos arrebaten de un golpe mediático la verdad que vivimos todos los días.
Nadie podrá decir que está hoy peor que en 2003, la mayoría no puede decir que estamos hoy peor que en 2007 y casi todo el país no puede mentirnos y decirnos que están peor que en 2011.
Hemos luchado contra frentes inmensos y crueles, que buscaban la tristeza del pueblo, que su misión era, es y será, como siempre, la debilitación de los trabajadores y trabajadoras de esta Argentina que tanto queremos para encontrarlos de pie pero que ellos crean que están de rodillas: es la función de los operadores mediáticos abrazados al calor del poder que siempre está de espaldas al pueblo, generar en las conciencias de todos y todas la sensación absoluta de que todo está mal. Su arbitrario devenir y elegir de las verdades relativas construyen un relato que en verdad es sólo eso, una construcción gratuita que cala en la herida vertiendo una sal que hace arder a todo el cuerpo.
Nos han acusado de absolutamente todo, nos han hecho las peores y más crueles y macabras denuncias amparadas en debates televisivos, rumores de portales de internet y comentarios de señoras bien que desde sus mesas frugales transmiten lo delicioso que comen en galas con sirvientes repitiendo a viva voz que es mentira la verdad.
Queridos argentinos y argentinas: ustedes cuando se meten la mano en el corazón saben muy bien que el bolsillo no late, y que el corazón no sabe contar más que cada uno de sus latidos.
Queridos argentinos y argentinas, ustedes bien conocen lo que fue perder y con su esfuerzo y sólo con su esfuerzo es que pudimos generar las condiciones para un país que crece, camina, corre y ya está volando, pero que aún falta, y falta mucho para llegar a su destino. La misión que nos compete a todos los que habitamos aquí, a todos los que trabajamos recordando a la bandera y amándola, no es más que la de llegar a todos lados, de que no haya un sólo pobre que siga siendo pobre, y desterrando para siempre a aquellos y aquellas que quisieron quebrarnos la moral, borrarnos la sonrisa y dejarnos mendigando paz, pan y agua, en los viejos pasillos llenos de telarañas del neoliberalismo.
Todos nos conocemos y nos conocemos bien, y es por eso que hoy podemos mirar a los ojos a cada una de las personas de este país para pedirles perdón si hicimos algo mal con los hechos en la mano de la corrección de esos errores, de pedirles impaciencia porque quien pide paciencia se está quitando de encima la responsabilidad que nos compete primero como argentinos, luego como peronistas y por último como hombres, de buscar de resolver mano a mano, codo a codo, corazón a corazón, cabeza a cabeza, cada una de las inquietudes más urgentes que separan a la felicidad de la tristeza.
En cambio en la vereda de enfrente tenemos a personas que como el camaleón, cambian de ideales según la canción, cambián de color según la canción, y cambian de pollera a pantalón simplemente guiados por la mera intención electoralista de alcanzar el poder, sin importar adonde están dejando esos ideales, si en la puerta de la embajada de EEUU, si en la puerta de su casa, del baño, de la casa del jefe o de sus propios egos marcados por una carencia de carisma que los hace mentir hasta cuando dicen su nombre. Tenemos en la vereda de enfrente a los hombres y mujeres que representan hoy a lo más escaso del bien común, a las personas que nos dijeron que eran de derecha hasta el día que nos dijeron que eran de izquierda, para luego decir que eran de izquierda hasta marchar y brindar junto a la derecha más derrotada de este enorme país.
En la fórmula de Scioli y Zannini, tenemos la continuidad de este proyecto y de todas estas sonrisas que brillan en las escuelas, las universidad, las fábricas, los jardines de infantes, las empresas, y a lo largo y a lo ancho de este país. Quienes construyen el relato, nos quieren decir desde hace tanto tiempo que el gobierno se cae, que Cristina renuncia, que Néstor no se murió ni estaba en su ataúd, que esto no es una democracia y que no se le permite hablar a nadie, y todo este relato lo construyen desde multimedios monopólicos de altísima prensa y llegada, atados contractualmente a personalidades que vociferan un malestar que no es cierto.
Miremos, hermanos y hermanas, cada protesta que se ha realizado desde 2003 hasta el día de hoy.
¿Quienes las hicieron? ¿Quienes las instigaron? Siempre los mismos y las mismas: las clases medias altas o clases altas, enfundados en sus tapados de pieles, con sus "muchachas que limpian", como dicen ellos y ellas, haciendo sonar escarmientos que poco tienen que ver con lo que en verdad reclaman. Todas estas personas que se llevan ganancias extraordinarias desde hace décadas y lo que no quieren, vamos a decirlo amigos y amigas, lo que quieren es no repartir absolutamente nada de lo que ganan. Ellos ganan cien y les pedimos que pongan uno, cuando antes se llevaban sesenta y no ponían absolutamente nada. Esto es así. No ha habido marchas de pobres. No ha habido reclamos de la clase media, salvo los justos y correctos reclamos que tienen que ver con las injusticias que aún no hemos podido resolver.
Esas marchas masivas, filmadas desde varias cámaras, transmitidas en directo con los periodistas que jugaban a la inocencia de ser informadores cuando recortaban hasta lo que veían para tratar de dibujar una realidad que no existe, pero que al multiplicarse parece una verdad revelada. Porque mienten y mienten y siempre, algo queda.
La verdad, compañeros y compañeros, la tienen ustedes.
Ustedes están mejor.
Ustedes saben que están mejor.
Vamos por todo lo que falta, hacia un destino de irrevocable felicidad y bienestar del pueblo de todos los argentinos y argentinas que no miran sobre su hombro a los más humildes, sino que que los acompañamos para que construyan su ciudadanía y sean mejores personas estando mucho mejor.
El próximo 25 votamos al Frente Para la Victoria, para la victoria de todos nosotros, porque ustedes somos nosotros y nosotros somos ustedes.
Porque falta mucho. Porque lo estamos haciendo.
Porque es con la gente adentro o no lo es y a la patria se ingresa por la puerta de la democracia.
Y porque como siempre fue, va a pasar lo que ustedes quieran que pase.
Escrito por
Juan Soriano
en
13:36
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